LIKE A PRAYER│DEAN WINCHESTER

Af vesnax

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LIKE A PRAYER ━━ ❛ OH DIOS, CREO QUE ESTOY CAYENDO ❜ supernatural ─⊹⊱ season four ↺ season six ⊰⊹─ (... Mere

LIKE A PRAYER: THE WOMAN OF THE NIGHT
SEASON FOUR
━━ 02. two faces
━━ 03. woman
━━ 04. the powerpuff girl
━━ 05. hell
━━ 06. i lost a friend
━━ 07. lazarus rising (cry by my side)
━━ 08. fake smile
━━ 09. love story
━━ 10. queen of hell
━━ 11. skinny little bitch
dean's special: caregiver
━━ 12. arduenn v. winchester
━━ 13. judas is the demon I cling to
━━ 14. i was born demon
━━ 15. friends will be friends
━━ 16. express himself
━━ 17. i bless the rain down in africa
━━ 18. the princess
━━ 19. fallen angel
━━ 20. mission
━━ 21. endgame
━━ 22. second seal
━━ 23. the one where they open their heart
━━ 24. pestilince
━━ 25. long time ago
━━ 26. resurection
━━ 27. 💔
prayer special: britney 2007 but this bitch could never
sam special: the monster at the end of the book
dean special: oh no! i'm falling in love
━━ 28. the next great hell dinasty
━━ 29. future queen
dean's special: choice
━━ 30. kid
━━ 31. lucifer rising

━━ 01. after

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Af vesnax


◖𓈈﹗ ﹙ capitulo uno ﹚
❛ ▬▬ DESPUÉS . . . ❜


                    Del intenso calor de las llamas lamiendo su cuerpo pasó al silencio frívolo de una derrotada cabaña que se achicaba sobre su cabeza en el transcurso de un segundo. Lilith Arduenn yacía con el cadáver de su madre entre brazos ardientes y un rostro débil.

      —Lilith —su nombre salió de los labios de aquella mujer misteriosa y viajó como una melodía austera por los rincones del lugar—. Siento mucho lo que ha pasado.

      La presencia de la mujercita se convertía en un manojo de sentimientos descontrolados que la habían hecho prisionera de sus pensamientos alejados de la misteriosa mujer y la insistencia de una conversación. No le interesaba en lo más mínimo. La bruja sufría los golpes de la realidad saltándose el paso de la negación y, concluyendo así, en la destrucción de la esperanza por un milagro que la resucitara. Ni siquiera pensaba que era un sueño, ¿cómo un sueño podría sentirse tan real? Su mamá había muerto y Lilith quería morirse con ella. Algunos pensarían que estaba tomando una decisión precipitada y desmedida; otros entenderían que su vida pasaría por un punto de quiebre que temía no poder sobrevivir. Lilith no notaba la diferencia entre matarse en ese mismo momento o hacerlo meses después de haber intentado continuar con su vida y darse cuenta que no pudo. Lo único que quería —y siendo el motivo de su deseo suicida— era volver con su mamá en dónde sea que estuviera. Era lo único que quería: estar con ella y si no podía estarlo en el mundo terrenal, lo estaría en el espiritual y sus almas descansarían juntas. Eso sonaba fantástico para Lilith. Así que lo intentó otra vez, encendió las llamas y las dejó seguir con su misión.

      —No —dijo la mujer y las llamas se apagaron—. No eres bienvenida en el cielo, no te vas a ir con ella.

      Lilith aclaró sus ojos nublados para correr las lagrimas que no la dejaban ver a la mujer al final de la habitación, bañada entre las sombras que no hacían mas que resaltar el color blanquecino de su largo vestido que cuando los pliegues danzaron hacia la luz de la luna entrante por la ventana, el cerúleo de los ojos trasmitieron una calidez familiar retorcida y espeluznante. Sus ojos eran iguales a los suyos.

      —¿Qué? —El sonido de su voz la asustó por ser irreconocible. Estaba dolida y débil.

      —Ella está en el cielo —La mujer se acercó un poco—. Su alma descansa allí, probablemente reviviendo un recuerdo contigo. En paz. Es tentador querer ir, pero ellos no te quieren allí. Te van a enviar al infierno y no vas a volver a ver a tu mamá. Entonces... ¿vale la pena matarse?

      —¿Quiénes son ellos?

      —Los ángeles —determinó y el aire que respiraba se hizo pesado y asqueroso.

      Ángeles, la palabra resonó en su cabeza. Ángeles. La existencia de las criaturas apenas tomó un momento de su concentración y —ciertamente— ya había aclarado aquella creencia suya sobre la religión cristiana de la que había sido educada poniendo en paralelo la existencia de demonios y un infierno, por ende, el cielo y los ángeles eran una probabilidad alta que sostenía no debían de apegarse a la religión cristiana en la concepción mayoritaria de los fieles, viendo a los ángeles como seres bondadosos. Lilith por años creía en la existencia de un ser todopoderoso y eso no significaba la imagen del dios perfecto. ¡Que va! Los ángeles entraban en la misma bolsa. Pero lo que si captó su atención para desviarla de sus pensamientos suicidas fue el misterio de la mujer.

      —¿Y tú quien mierda eres?

      —Tienes mi nombre, supuse que lo adivinarías fácilmente.

      Era ella, la primera mujer. El cuerpo de la bruja que todavía reaccionaba a las quemaduras que le dejaron las llamas sufrió de un hundimiento en la sucia cabaña, como si de repente la presencia de la mujer necesitaba de una habitación más grande para no sucumbir con la joven. ¿Y entonces que hacía allí ella? Su respiración dejó de tener un patrón, se convertía en un desaliento que le recordó a la vez que tuvo un mal viaje y continuó llevándose la quietud de su cuerpo.

      —¡Te llevaste a Dean! —recordó de pronto, en el peor momento. Ahora lidiaba con la sentencia de dos muertes de personas queridas.

      —Yo no lo obligué a hacer un trato, él solito lo hizo. No puedes culparme por hacer mi trabajo.

      —¿Qué quieres? ¿Quieres que haga un trato contigo? ¿Quieres mi alma y revives a mi madre por unos malditos diez años?

      Lilith se aferró al cuerpo muerto de su madre, manchando su rostro de lo que alguna vez fue una piel sonrosada y con olor a miel, a mamá le encantaba las cremas humectantes con olor a miel. Ella estaba pérdida otra vez, el camino a tomar era incierto y tedioso. Siendo una bruja esperaba que la brujería fuera su aliada en los problemas más difíciles, en la pérdida de la vida y el encuentro de la muerte, pero su parte humana vinculada con el peso de las palabras de su madre la obligaban a pensarlo con claridad, con la lógica de la que tanto había estimado suya. Mamá jamás hubiera permitido que la trajera con brujería y mucho menos cambiar su alma por diez años junto a ella. Así no era cómo Lilith quería las cosas. Ella quería estar junto a su madre por siempre, los años naturales que la vida les concedían. ¡Esto no era una muerte natural! ¡Esto era injusto!

      —No, no estoy aquí por eso y tampoco estoy aquí para hacerte daño. No soy de quién debes tener miedo.

      —No te tengo miedo.

      Y su madre tampoco aprobaría su suicidio. ¿Qué madre podría ver a su hija matarse? Las lágrimas de Lilith surcaron sus mejillas como las estruendosas lluvias que tanto la habían asustado de niña. ¿Entonces que haría? Si podría hablar con ella, le preguntaría qué hacer y cómo seguir con su vida porque ella veía su futuro negro. Por favor... solo quería morirse y estar con ella en el cielo. ¿Por qué los ángeles no la dejarían entrar?

      —No soy mala, tengo una historia como todos. Tu conoces muy bien mi historia y sé que eres una chica inteligente. Te conozco Lilith —La demonio se acercó dando pequeños pasos en las sombras y en la luz, una dualidad—. Siento mucho la muerte de tu madre, me gustaría poder revivirla, créeme que lo haría si pudiera.

      —Estás mintiendo —sollozó en un suspiro apenas audible—, ¿Por qué los ángeles no me dejarían ir al cielo? ¿Por qué me condenarían al infierno? No he sido mala —murmuró con la respiración entrecortada y un hilo de voz que se hacia cada vez mas finito perdiéndose en la ventisca que entraba por las grietas de las uniones de las maderas—. Tuve mis pensamientos, no los veo como seres buenos, pero no he hecho nada que no pueda ser perdonado. He sido una buena niña.

      —Uriel —La primera mujer y el primer demonio encontró un lugar al lado de la bruja, que no movió ni un músculo por su presencia—. Él fue quién la mato, le han dado la orden —La figura que vio tenía un nombre. Lilith recordó el rostro imparcial realzándose sobre las llamas, el aleteo de su casa—. Eres parte de algo grande Lilith. Los ángeles te quieren ver muerta...

      —Estoy encantada de que me maten.

      —Pero no lo harán, tienen la orden de mantenerte con vida. Son soldaditos de Dios, yo los llamaba marionetas. El asesinato de tu madre fue ordenado para mantenerte débil, fuera de juego. Les asustas —la mujer tomó su mano que pronto se la quitó con desprecio—. Necesito tu ayuda Lilith.

      —¡Déjame en paz! —gritó alterada, perdiéndose entre las emociones—. ¡No me interesa el cielo o el infierno, no me interesa nada! Me importa una mierda una guerra entre ustedes, destruyan todo, no me importa y no haré nada para detenerlo.

      —¡Eso es exactamente lo que los ángeles quieren!

      —¡Déjame en paz! ¡Vete! ¡Déjame sola!

      Y pronto ya no había nadie más allí, solo la bruja llorando a su madre porque no estaba allí.

     El pensamiento del suicidio volvió a presentarse como el camino luminoso que acortaría el esperado reencuentro ofreciéndole el descanso eterno de la paz. Lilith llamó al fuego que ardió en la iglesia para que terminaran su trabajo, pero se rehusaban a matarla. Ardían sin incendiar, sus brazos picaban sin desangrarse. ¿Era cierto lo que le dijo la otra Lilith?

      —¿Qué hago mami? No sé qué hacer —aceptaba que no volvería haber un día en el que no llorara, expresaría su dolor a través de las lágrimas—. Quiero morir contigo, me quiero ir contigo mamá. No quiero estar sola aquí, tengo miedo mamá, por favor vuelve. ¿Qué hago ahora? No sé mamá, no puedo sin ti.

      Lloró por horas sosteniendo a su madre entre sus brazos, negándose a dar un paso o abandonar su posición. Los rayos matutinos entraban por la ventana para realizar su trabajo e iluminar cada rincón de la cabaña, le pareció que no quisieron derramarse sobre el cuerpo de su madre, simplemente la atravesaron como si no hubiera nadie. Las lagrimas se detuvieron en algún punto de la tarde por deshidratación, había llorado hasta la última gota del primer acto de muchos

      Dorian la encontró tres días después.

      En esos tres días la supervivencia fue acuñada por el milagro de los ángeles, manteniéndola viva a pesar de que no había probado un bocado, el agua que expulsó no fue repuesta y las bolsas oscuras y grandes debajo de los ojos le dolían. Los ángeles realmente no la dejarían morir, Lilith pensaba cuando Dorian derrumbó la puerta y la arrastró a su coche, mientras que una ambulancia se llevaba el cuerpo de su madre. Todo había sucedido tan rápido que semanas después le pareció una pesadilla que necesitaba olvidar para vivir. Se las arregló para olvidar, como el funeral que Dorian se encargó de realizar un par de horas después. Su mente realmente estaba inducida en las drogas para escuchar las palabras del Padre Coleman o atender las condolencias de los invitados. Los miembros de la iglesia que fue el escenario de su muerte llenaron de flores la tumba, cada persona que la conocía asistió al funeral. Había visto a los compañeros del buffet de abogados, y a los clientes que había defendido con pasión y honor; Pandora y un par de brujas, entre ellas las cuatro mentoras, se escondían detrás de los fieles, como si pudieran sentir que eran unas brujas. La vieja señora Maud estaba cerca de ellas sonándose los mocos y llorando. Bárbara lanzaba una flor a su tumba, Mandy y Galilea estaban a su lado derecho, y Dorian a su lado izquierdo. Lilith se sostenía del brazo para mantener el equilibrio, la cocaína la tenía en silencio y los anteojos de sol ocultaban su huella.

      La tumba de su abuelo y de su abuela descansaban a cada lado de la tumba de su mamá, de la misma forma que alguna vez la adoptaron para cuidarla entre sus brazos. Lilith imaginaba lo bien que se vería otra tumba allí, en el espacio reservado para su cuerpo.

      —Mi amor —Dorian la despertó apoyando la mano en la suya, al mirar a su alrededor no quedaba nadie. ¿A dónde se habían ido todos? —. Tenemos que volver a casa, se hace tarde.

      —¿Dónde están todos los demás? ¿Cuándo se fueron?

      —Hace dos horas —respondió comenzando a tirar hacia el coche—. No quisiste hablar con nadie, ni siquiera con Mandy y Galilea, las personas supusieron que necesitabas tiempo. Está bien Lilith, necesitas descansar. Vamos a casa, haré que te preparen algo rico y dormimos tranquilos. ¿Sí?

      Las personas se habían marchado. ¡Por supuesto que lo harían! A ellos no les importaba su madre como a Lilith. No los culparía, todavía tenían una vida que retomar y a sus propios muertos que llorar, pero a Lilith le dolía. Nadie sufría como ella, no tenía a nadie que compartiera su dolor. Los pésames y las condolencias le parecían palabras que se las llevaba el viento, con el significado de un momento, algo que duraba un par de segundos. Había sido de las pocas personas que regresaron al día siguiente para llorar sobre su tumba y —para cuando se cumplió la semana—, fue la única que había ido cada día. Lilith había establecido una rutina que no necesitaba de pensamientos, en sus músculos y cerebro se grabaron los pasos de la coreografía facilitándole la ansiedad cotidiana y permitiendo generosamente que sea abarcado por la placentera distracción de la heroína o un alucinógeno, de sus favoritos el LSD. Las drogas se convirtieron en sus mejores amigas.

      —Buenos días amor —Dorian llegó a la cocina perfectamente aseado, con un traje planchado y con el cabello tirado para atrás como si una vaca lo hubiera lamido. Se acercó a su novia y le dio un beso, a pesar de que ni siquiera había escuchado su presencia.

      A las nueve de la mañana, Lilith fumaba sentada en uno de los taburetes de la cocina, frente a un desayuno completo que el cocinero le había hecho importándole una mierda su negación. Desde que Dorian la encontró en la cabaña, había permanecido en su mansión en Charlestown. No se le cruzó por la cabeza volver a casa, era algo que le dolería mucho y, para ese entonces, estaba harta del dolor. Su gato, Prayer, estaba durmiendo sobre su regazo, probablemente lo único que Lilith se preocupaba.

      —¿Ya te vas a ir?

      —Si, hoy tengo una reunión muy importante con los accionistas de Youtube —A veces se preguntaba si Dorian era producto de los alucinógenos, en cuanto despertaba, los desayunos que compartían era una constante carrera que él solo competía para superar su anterior récord en terminar el desayuno en un minuto—. Quiero pasar el día junto a ti, pero es imposible —la tomó suavemente de las manos y la miró directo a los ojos que ya no temía—. Estaré contigo el resto de la tarde, te lo prometo —Le dio un beso en la frente y desapareció de su vista.

      ¿Estaba cien por ciento segura que no acababa de inventar todo eso en su cabeza?

      Prayer comenzó a ronronear.

      —Tu si que estás todo el día conmigo —le dijo acariciando sus orejitas—. Prayer, ¿Sabes que eres mi niño precioso? ¿Sabes que te amo mucho? ¿Vamos a visitar a mamá hoy? Apuesto que puedes sentir como me siento, ¿eran los perros los que sentían la tristeza? ¿O los gatos también? Apuesto que si pudieras hablar me dirías que me amas, yo también te amo.

      —¿Señorita Arduenn? —una de las empleadas de la casa, Lilith creía saber que se llamaba Amanda, le tocó el hombro. La bruja la ignoró, ya sabía lo que le diría—. El jefe me pidió que le insistiera en comer, apenas prueba un bocado señorita. Por favor, necesita comer algo.

      —Estoy bien —respondió conteniéndose, no quería ser mal educada con ella. Pero su paciencia se estaba agotando.

      —Señorita por favor.

      —¡Qué estoy bien! —le gritó a punto de espantarla con sus poderes. Prayer levantó la cabeza y la miró fijamente—. No tengo hambre y dígale a Dorian que estoy harta de que intenté hacerme comer, voy comer cuando tenga hambre.

      —Se lo diré señorita Arduenn —la pobre muchacha salió corriendo de la cocina.

      —¿Qué te parece eso Prayer? Ahora voy a ser la villana de la telenovela: la niña blanca, rica y malcriada que se agarró al primer multimillonario que vio —ella soltó unas carcajadas amargas, exhalando el humo del cigarrillo—. Vamos con mamá antes de que esta casa me coma.

       De verdad que su gato era el mejor de todos, el salvavidas para la joven bruja. El "ir a visitar a mamá" fue la oración más usada, después del "¿No te quedas a desayunar juntos? Lilith subió a la habitación de Dorian, sin verse impresionada por la lujosidad de casi toda un ala de la casa, era más una zona recreativa que las simple cuatro paredes y una cama, sin recalcar lo poco expresiva que era, lo único que decía Dorian! era la moderna estética simplista e industrial, de todas formas, estaba allí por una sola cosa: la cocaína. Intentaba hacer lo mejor que podía para complacer el recuerdo de su madre, pero sin drogas no afrontaba el día. Era esto o buscar la manera de regresarla con brujería o un trato, la línea que trazaba era menos difusa con una raya blanca y un paquete de cigarrillos en el bolsillo.

      Ató su cabello rápidamente, lavó su cara con agua fría y se metió en un vestido corto respetando el negro de luto y con una simple chaqueta de cuero, le colocó el arnés a Prayer y un chofer la llevó al cementerio.

      —Buenos días mamá —La policía del frente ya la dejaba pasar sin inspeccionar cuán drogada estaba, cortesía de su novio y sus millones. Compraba una flor y cada día dejaba una nueva en su tumba, ya iba catorce. Se acomodaba en la tierra, con Prayer encima jugueteando con su mano—. Me salteé el desayuno hoy, pero planeo comer la cena cuando regrese. Sé que ayer te prometí que cambiaría, Dorian me dijo que desayunaría conmigo, pero se tuvo que ir, entonces... no tenía hambre. Sabes, estoy muy cansada para intentarlo, talvez la semana que viene cambie. Estuve pensando en la noche... podría buscar la manera de regresarte. ¡Antes de que te enojes! Ya sé que no es lo que te gustaría, sé muy bien que ya no querías saber nada con la brujería y que esperas que actúe diferente, pero mira, piénsalo así: tú siempre mantenías la justicia por delante, ¿No? Luchabas con tus clientes para que recibieran la condena justa... No hay nada de justo en tu muerte, hay más misterio que otra cosa. No es justa, no es justa, no es justa... Descansas en el cielo, lo sé, pero tienes aquí a una hija que te necesitas... Entonces, ¿No te enojarías si intento revivirte?

      Por supuesto que Lilith había pensado en traerla de vuelta, buscando la manera en los libros de brujería antigua o aceptando el viejo mecanismo de un demonio de encrucijada, más de una vez cuando la droga abandonaba su cuerpo por escasos minutos, se había levantado de la cama dispuesta a buscar una solución. Y detenía sus pasos al meterse alguna droga. Intentaba actuar cómo mamá hubiera esperado de ella y con sus deseos. Mamá se había alejado de todo para tener una vida mundana, para criarla tranquila y que aprendiera que la brujería no era una solución mágica, era la salida venenosa, la escapatoria fácil. Si Lilith opinaba diferente, era su problema, mamá jamás hubiera querido que la trajera así, que jugara a ser Dios. Mamá le podía perdonar muchas cosas, ¿pero algo así? ¿Se lo perdonaría? ¿Y funcionaría? ¿Estaría feliz hasta que llegara su muerte? Mamá ni siquiera tenía hecho un hechizo de juventud o había hecho un ritual para permanecer con vida por siglos. Mamá era la bruja menos bruja. ¿Y Lilith qué era?

      —Soy una bruja, pienso como bruja. ¿Qué no me ves mamá? Tú me hiciste una bruja, tú me dejaste ser una bruja. ¿Y ahora no quieres serlo? Eso es imposible. ¿Por qué está mal ser una bruja? ¿Quién lo dijo?

      Pero ella le mostró por diecinueve años que era posible.

      Encendió un cigarrillo con los rayos del sol bajando por el horizonte. Otro día entero en el cementerio, era la primera en llegar y la última en irse. El nuevo turno de policía se había aprendido su cara y cada día que pasaba la miraba con más tristeza. Lilith tenía unas inmensas ganas de insultarlo, de decirle que si lo pescaba mirándola otra vez le lanzaría maleficios, armaría un muñeco vudú y le clavaría alfileres en los ojos antes de irse a dormir, pero se callaba y se subía al coche de Dorian.

      —Se me alargó el trabajo —le dijo, Lilith al principio no entendió la justificación, hasta que recordó que le había prometido pasar la tarde juntos y ya eran las siete. No se había dado ni cuenta—. Pero mira, pasé a comprar comida francesa, ¿Sabes por qué? ¡Ta-dá! Me han invitado a un desfile Chanel en París, vamos a ir juntos. ¿Y sabes quién estará allí? Madonna. ¡Vas a conocerla! —Desde que se había sentado, Lilith solo le acariciaba las orejitas a Prayer—. ¿Amor? ¿Estás drogada?

      Lilith asintió repetidas veces, hace un rato se había metido un LSD.
      —Sipi sip.

      —Es en un par de meses, es muy importante que vayamos los dos —siguió hablando—. Amor, tengo otra noticia, un plan de futuro. No quiero abrumarte con números, ni publicidades, pero después de que salió mi rostro en la portada de Forbes, me han llegado un montón de ofertas para nuevas entrevistas, entre ellas, una portada en People y tú me ayudaste a conseguirla. ¿Recuerdas el fotógrafo que vino a comer a casa? Él ha trabajado para Calvin Klein, Cartier, Zara y cuando te vio, dijo que eres perfecta para una sesión de fotos que quiere hacer bajo Calvin Klein. Quiere trabajar contigo, ¿Qué te parece? Mi amor, podrías incursar en el mundo del modelaje, yo te ayudo a que te pongan rápidamente con marcas de renombre. Podrías dedicarte a eso, te iría muy bien. ¿Le digo que si aceptas?

      —Sipi sip.

      —Tu belleza hará unos cuantos millones.

      —¿Mañana me acompañas al cementerio? —Recién había salido y Lilith ya pensaba en regresar.

      —Por supuesto mi amor, ven acércate —Lilith se acercó a Dorian y recibió un beso en los labios—. Te amo.

      —Sipi sip.









💬!▬ @vesnax
(author's note)

Hasta aquí el capítulo 1, me duele mucho como actúa Lilith ante la muerte, esta temporada cuatro será de muchos lloros.

han notado que Lilith no mencionó ni a Sam, ni a Bobby  👀

ejem Dorian...

dejen sus comentarios y votos, anímense lectores fantasmas y callados!

⛧.

Fortsæt med at læse

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