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Golpee tres veces la puerta de "Kata", y me abrieron mas rápido de lo que esperaba.
—Buenos días.— saludé yo primero de manera formal.
—¿Qué quieres?— preguntó el chico que parecía de 16 a 17 años, no se veía tan viejo, llevaba puesta su máscara como todos los demás y tenía el cabello recogido en una coleta pequeña.
—Bueno, busco a ¿Kata?— pregunté ladeando la cabeza.
—Soy yo, ¿que pasa?
—Soy (t/a)_____ ______, y necesito que me hagas una espada nueva.— dije sin mas.
—¿(t-a)_____? ¿Hablas en serio? Han pasado años desde la última vez que pidieron una espada. Debería llamar a mi padre.— él chico comenzó a divagar consigo mismo, olvidándose por un momento de mi. —¡Oh si, déjeme su katana por favor! Llevará varias horas de trabajo terminar su espada, pero no se preocupe, le haré una perfecta para usted.— respondió tomando unas medidas de los brazos, y fijándose cual era mi altura. Examinandome, prácticamente.
—Esta bien... esperaré por alguna de esas casas, supongo.
Él asintió varias veces sacando una libreta y apuntando varias cosas con rapidez, hechandome de vez en cuando una mirada para nada indiscreta.
—A pasado un tiempo desde que hay una Pilar mujer de su técnica, creo que... únicamente la primera usuaria de esta fue mujer, luego todos fueron hombres, o bueno, eso es lo que me contó mi padre.— dijo riendo un poco al final.
Desenvainé mi katana y se la di con cuidado.
—Te encargo esto. Gracias.
Él asintió y volvió a entrar corriendo hacia su hogar, gritando y buscando a su padre.
—...que se supone que haga ahora...— susurré sintiéndome algo vacía sin una espada.
Comencé a caminar nuevamente hacia donde estaba antes, debía pasar por un pequeño bosque pero el camino en si no era largo. Cuando caminaba con tranquilidad escuche como había mucho ruido en un momento, me acerqué a este y mire escondida entre unos arbustos.
Un chico de cabello negro corto y varias cicatrices estaba entrenando, cargaba y rompía rocas, también corría por todo el lugar sin descanso alguno.
Pasé por los arbustos y comencé a verlo más detalladamente, cosa que noto rápidamente, al inicio me miro enojado pero luego su expresión cambio a una confundida, y un tono rojizo se expandió por su rostro.
—Solo ignorame, sigue entrenando.— le dije moviendo mi mano quitándole importancia.
Él trato de cubrir su pecho con sus brazos, ya que no llevaba camisa puesta, me miro nervioso y comenzó a sudar.
—¿¡C-cómo puedes pedirme algo así?! ¿¡Quién eres y que haces aquí?!
Me senté en una roca cercana y comencé a jugar con mi cabello, el chico era fuerte, eso se notaba, su pecho estaba lleno de cicatrices y moretones.
