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Acabe de cenar, con un Muichiro mirándome preocupado, ya había anochecido y estaba muriendo de sueño.
—Gracias por la comida...— le dije cansada a la señora Tokito.
—Descuida cielo, puedes ir a descansar.— sonrió agarrando mi plato vacío para ir a lavarlo.
Me estire un poco y me levanté, Muichiro imitó mi acción de manera rápida.
—Iré a dormir ya Muichiro, ¿vienes conmigo?
Él soltó un gran bostezo mientras asentía.
No era muy tarde, pero aún así estaba cansada. Al llegar a la pequeña pero acogedora habitación noté como Yuichiro ya estaba acostado, mirando el techo usando sus brazos como almohada.
—Hola y buenas noches Yuichiro, Muichiro.— empecé a acomodarme en el futón que había para mi, despidiéndome de ambos gemelos para no ser grosera.
Cuando ya estaba lista para dormir escuchaba la pequeña discusión que tenían los pelinegros, sin embargo no le tome mucha importancia porque me quedé dormida rápidamente.
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—¡____ es genial!— exclamó Muichiro que estaba a mi lado, con su gemelo acompañado.
Me aparté un poco cuando el árbol comenzaba a caer, limpié el poco sudor que bajaba por mi frente y le devolví el hacha al padre de Muichiro.
—_-____, tienes... mucha fuerza.— me dijo el mayor de los tres mirando el árbol en el suelo.
—No es nada, ehh, supongo que entrenamiento duro ¿no?— respondí algo avergonzada, hasta Yuichiro me miro sorprendido.
Ya habían pasado varios días desde que llegue, no quería ser un completo estorbo aquí y les ofrezco ayuda cortando árboles para su venta de leña, en una semana acabaría de entrenar aquí y el tiempo se me paso demasiado rápido siendo sincera.
