Trato Hecho

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Noah se había sentado al borde de la cama mientras arreglaba sus cosas, su encuentro con Aytana le había dejado la cabeza llena de sinsabores, quería dejar de pensar en eso, pero alzaba la mirada, se encontraba con las cosas de Silas y la imaginación le jugaba malas pasadas. Arrugó la nariz y volteo los ojos a otra parte, como si con ello pudiera cambiar también la dirección de sus pensamientos. En eso la puerta se abrió. Levantó el rostro y no se esperaba tan terrible imagen, su expresión se tornó en sorpresa.

- ¿Qué te pasó? - se puso de pie y sin darse cuenta estaba a su lado preocupado por el rostro de Silas y sus heridas: ceja hinchada, labio reventado, cardenales por todos lados.

- Una charla con Jonas - hizo una mueca sentándose en la cama.

- Oh... Seguro merecías esa conversación - respondió Noah alzando la ceja y cruzando los brazos, cayendo en cuenta de que habían peleado por Aytana.

- Es muy posible... - respondió el alfa, quien en esos instantes prefería estar en Noruega.

- Dejame curarte - dijo mientras caminaba al baño en búsqueda del botiquín de primeros auxilios. Lo llevó consigo, sacó un algodón y un poco de alcohol.

- Yo también tuve una charla... con Aytana -  hizo hincapie al pronunciar el nombre, le presionó con intensión en la herida y Silas gimió de dolor, puso el Omega rostro inocente que Silas no creyó ni un segundo- no del tipo de charla que has tenido tú, pero quizás con los mismos efectos. - continuo Noah hablando.

Silas guardó silencio, sabía que sea lo que sea que podía haber dicho Aytana, no era bueno. Las decisiones que él había tomado no habían sido las mejores y reconocía la fila de errores que había estado cometiendo, se sentía agobiado.

- Quizas ya es hora que nosotros conversemos - dijo Silas.

- Yo no tengo nada que decirte con respecto a nosotros tu ya sabes que pienso y eso no ha cambiado. - respondió el Omega tan testarudo como siempre.

- Te confundes, yo no intento que pienses diferente sobre nosotros, en realidad me da lo mismo.

- Eres tan cínico - Noah sentía su corazón palpitar de rabia, además de todas las cosas que había tenido que oír de Aytana, venía él a confirmarle que la relación de ellos le daba lo mismo. Presionó más al algodón en la herida y Silas dio un brinco.

- Piensa lo que quieras, en realidad no me es importante.

- Silas, mejor dejemos esto hasta aquí, no quiero discutir y acabar durmiendo en el sillón - cuando dijo esto último, maldijo su honestidad, pues en el rostro de Silas se había dibujado una sonrisa.

- Noah, esta no es una sociedad igualitaria, y eso es algo que tú sabes.

- ¿Y que tiene que ver eso? - preguntó el Omega.

-Que nuestro destino se rige desde el momento en que nacemos, dependiendo nuestra especie ya se nos asignan roles que deben ser cumplidos según lo que la sociedad exige.

- Es cierto ¿pero a donde va esta conversación?

- Va de que todo podría haber sido peor, que yo podría haber sido otro alfa, a que en lugar de haberme casado contigo te podía haber esclavizado, podía haberte tomado a la fuerza y nada de eso a sucedido. - reflexionó Silas, pues si bien existían movimientos en defensa de los derechos Omega, su condición los hacía tremendamente frágiles, vulnerables y dependientes, era parte de su naturaleza.

- Oh lo siento olvide arrodillarme a agradecerte - respondió Noah con ironía.

- Noah quiero que esto quede claro, se supone que nos han casado por que somos maduros y en realidad lo único que hemos hecho es comportarnos como unos idiotas.

Los Tres Reyes : DestinoWhere stories live. Discover now