Si Yo No Soy Feliz No Lo Será Nadie

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Noah abrió los ojos, estaba acurrucado con el cuerpo adolorido por la postura del sillón, miró hacia todas partes y se encontró con Silas roncando como un búfalo en la inmensa cama matrimonial, se sentó tratando de alinear su columna, bufó de rabia al verlo dormir de manera tan placentera. Se levantó y empezó a andar descalzo por la habitación, miró su mano y se encontró con sus anillos, busco la mano de Silas con la mirada y vio brillar el aro de oro con el reflejo del sol, sintió calidez en su pecho y agradeció al universo de que haya sido él, el elegido para ser su esposo.

Días atrás había contemplado todos los diferentes escenarios, en la que el alfa era un hombre de sesenta años con predilección a los jovencitos, en que el alfa fuera un maniático que lo torture, también imaginaba que el alfa podía ser Shawn Méndez. Silas volvió a roncar.

Quería que se despierte, lo contemplaba, vio sus labios entreabiertos sintió unas profundas ganas de besarlo, se atrevió a acercarse un poco, tratando de no hacer ruido, en eso Silas derrepente abre los ojos.

- ¿Intentas matarme? - Noah dio un brinco en su lugar y se puso colorado, guardo silencio y se sintió avergonzado- ¿Qué sucede?

- Nada... - dijo bajito.

- Sucede algo y es grave - dijo Silas sobre sentándose y apoyando la espalda en el respaldar de la cama.

- No en serio no pasa nada. - trato de poner rostro de indiferencia.

- Noah, cuando no pasa nada sonríes, cuando estas molesto peleas y gritas, pero ahorita, estas diferente dime que pasa. - Insistió Silas.

- Bueno, ahora eres mi alfa ¿no? - Noah no admitirá jamás que era feliz de que las cosas fueran así.

- ¿Quieres cumplir con tus deberes maritales? - preguntó destapándose por completo, quedo solo en un bóxer apretado blanco que dejaba muy poco a la imaginación, Silas lo sabía.

- No idiota no es eso, demonios - el Omega se volteó, con un gesto de horror y sintiendo un profundo ardor en la cara y en sus orejas.

- Ajam, este es el Noah que conozco, me hace sentir más tranquilo.

- Mi padre, me dijo - Noah trago grueso, tenía que decirle, no sólo por él si no por Sebastián - que cuando me casara mis decisiones dependerán de mi alfa.

- Es lo que se acostumbra - Silas ya suponía lo que deseaba Noah, pero esa vocesita interior estaba con ganas de darle malos consejos.

- Pero no quiere decir que sea algo que me guste

- Dile algo a nuestro sistema de castas, por que no fui yo el que lo inventó - continuó el alfa.

- Silas, antes de que empecemos a discutir, quiero pedirte algo - lo miró fijamente con ese par de esmeraldas que adornaban su rostro, Silas humedeció sus labios.

- Dime, pero recuerda que como tu alfa debo pensar lo mejor para los tres - alzó una ceja.

- ¿Cuáles tres? - preguntó Noah sin terminar de entender.

- Tu, yo y mi cachorro... Siempre he querido ser un padre joven, así que quiero un cachorro lo antes posible. - Si, el objetivo de Silas era irritar a Noah, estaba en buen camino.

- No Silas yo no quiero un cachorro, yo no olvido lo que me hiciste.

- ¿Así?

- Si - Noah se puso furioso -tendría cachorros con cualquiera menos contigo.

Al terminar de soltar la última palabra Noah se arrepintió. La mirada de Silas cambió, lo miró furioso lo sujetó de los puños y lo tumbo de espaldas a la cama.

Los Tres Reyes : DestinoWhere stories live. Discover now