𝕊𝕥𝕒𝕣𝕊𝕥𝕣𝕦𝕔𝕜 ✭ ᴴʸᵘⁿˡⁱˣ

08

—Lo logramos —exhaló Felix. Aquella pareja llegó nuevamente a la playa donde, aún con las manos juntas, caminaban en la orilla de la arena.

—Sí, sí... —apretó más su agarre—. Enserio me gustó estar contigo este día.

—A mí igual —sonrió.

—Eres tan diferente a cualquier chico que he conocido.

—Diferente... ¿extraño o insoportable?

—Diferente... sorprendente, de la mejor forma —le miró con una leve sonrisa—. Me dices cosas que todos temen decir y me haces notar cosas de mí que no me había percatado.

Felix mordió su labio un tanto nervioso y feliz a la vez.

—Tú también me sorprendes, Hyunnie...

—¿Cómo? —ladeó su cabeza con una perdida sonrisa ante el lindo apodo que le dio el menor.

—Bueno, por un lado conduces horrible —rió—, lo cuál es extraño porque tienes seis autos.

Hyunjin reía tapando sus ojos avergonzado. Y verlo así, para Felix fue otra imagen que guardará para siempre en su cabeza. Sí, ya cayó completamente en los encantos de Hyunjin, solían ser naturales y eso aceleraba su ritmo cardíaco. Caso que le sucede a Hyunjin ante la naturaleza tierna de Felix, más con su eyesmile.

Muy raro el caso del peli-gris, de odiarlo pasó a... amarlo.

—Hyunjin, ¿tú crees que soy mandón?

—No —detuvo la caminata—, tú eres increíble.

Nuevamente un nervioso Felix contempló esa bella mirada del mayor, y como no morderse el labio para dejar de sonreír.

—Creo que tú también lo eres... —le dijo Felix, sin ninguna pizca de duda y con los nervios a flote.

Si con tan sólo verlo sonreír, Felix podría desmayarse, ahora que lentamente el mayor se acercaba a su rostro con evidente intención, el corazón de Lee comenzaba a latir rápido. Él también por su parte comenzó a acercarse ansioso de probar esos labios rosados y esponjosos. Su cuerpo reaccionó solo y no le importó ni disgustó en absoluto, porque su mente y corazón pedían lo mismo: probar los labios de Hyunjin.

En el caso del anterior mencionado, no soportaba esperar y de una vez probar los labios del menor. Tuvo temor a su reacción cuando quitó la mostaza de su labio, por lo que se abstuvo, pero ahora teniéndolo frente de él, cerca, con sus manos juntas y el atardecer proporcionándole una bella imagen de fondo para el menor, no podía abstenerse más.

Sólo faltaron pequeños centímetros para que sus labios se unan, pero dos surfista pasaron con sus tablas y la reacción rápida que tuvo Hyunjin fue taparse con el gorro de pescador que lo mantuvo guardado en su abrigo rojo.

—¿Qué estás haciendo? —interrogó Felix confuso.

—Estuvo cerca —exhaló fuertemente—. Ah, ahora... de vuelta al mundo real... sabes que pasa ahora, ¿verdad?

—Mhm, ¿no?

—El final es aquí.

—¿De qué?