18

5.1K 407 116
                                    

navidad juntos

¡Era la última navidad que los hermanos Miya pasarían estando en preparatoria!
Claramente tendrían más navidades juntos, estando en la universidad, pero ya sería otra etapa.

Los señores Miya sabían de la relación de su hija, con el bloqueador, incluso lo conocían. Pero no lo vieron más desde que empezaron a salir, ¿por qué? Porque Ikamu prefería estar con él, y una nena de seis años, que con sus dos mellizos.

A eso de las siete de la tarde, Ikamu salió de su hogar, para ir a la de su pareja, vistiendo un jean engomado negro, junto a una camiseta blanca transparente con abajo un top del mismo color, y claro una larga y abrigada campera.

Ambos pasarían noche buena en la casa Miya, y al otro día, navidad, lo pasarían en la casa Suna.

— ¡Nee-san!— Al tocar el timbre, abrió Shina. La niña estaba con los calcetines blancos mal puestos, y su pelo a medio peinar.

— ¡Shina, ven! ¡Todavía no terminaste de arreglarte!— La voz de Rintarō retumbó por las paredes de la entrada.— Ikamu.— Sonrió ligeramente, y ella contestó con el mismo gesto.

— ¡Papá y mamá fueron a comprar, nee-san! ¡Vamos a dentro un rato!— La pequeña tiró de la mano de la chica, obligándola a entrar.

— Bien, hola, Rintarō.— Saludó finalmente, sacándose los zapatos.— ¿Con quién se quedará Shina-chan hasta que vuelvan tus padres?

— No te preocupes. Están mis primos.

Ikamu jugó un poco con la hermanita de Rintarō y primos del mismo, claro, los pequeños. Con los mayores habló amigablemente, y les pidió que su visita sea secreta, para luego de media hora allí, volver su casa. Esta vez, con el bloqueador.

— ¿Todas esas personas se quedarán en tu casa?— Preguntó mirando a ambos lados de la casa.

— Mhm, en realidad en mi casa no. Mis papás y tíos se fueron a acomodar cosas del lugar donde lo pasarán hoy y mañana.— Imitó la acción de la chica.— Es como una casa grande, pero acojedora, tiene varias habitaciones, patio grande y tal.

-una quinta básicamente, para los que sean de arg akdjs-

— Suena bonito.

— Sí. Por otro lado...— Ikamu notó como el rostro del chico se tornaba pálido.

— ¿Qué pasa—- Frenó adelante de él. Estaban a solo dos calles de la casa de la mayor, y eso le preocupó.

— Tus familiares... ¿No me dirán nada?— Esquivó la mirada de Ikamu, y esta tomó sus mejillas levemente, para no hacerle tanto daño.

— No te preocupes tanto.— Alargó la "a".— Te dirán algo básico, es lo más seguro, pero no dejaré que se pasen.

— ¡Bien!— El más alto apoyó su frente sobre el hombro de la Miya, mientras la abrazaba.

En menos de cinco minutos habían caminando aquellas dos cuadras más, y Rintarō se ponía cada vez más nervioso, dando obvias pistas para ella; tiraba de su cabello levemente con su mano libre, lo mismo con el cuello de la simple camisa que llevaba. O incluso jugando con el cierre de la chaqueta negra.

— Estamos literalmente a tres casas, ¿te puedes calmar? Me pondrás nerviosa a mí.

— Lo siento.— Al escuchar eso, Ikamu suspira.

— Ya conoces a mis padres, es lo que más importa. El resto de mi familia si algo te incómoda se los dices o me lo dices, ¿sí?— Estaban frente al bajo portón de madera, la puerta de este estaba entreabierta.

a girl?! | 3rd miyaWhere stories live. Discover now