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las nacionales

Inarizaki estaba listo para jugar su primer partido en las nacionales. Ikamu armó un par de jugadas para ganar contra Karasuno, y estos por su parte, sabían que debían tener cuidado con ellos, y más cuando entre la chica.

Aunque no estaba planeado que ella entre en algún set. Ikamu había acordado con el entrenador, de no entrar, solo si Karasuno podía contra Kita o Akagi. Ambos equipos eran buenos y estaban parejos, pero aún así la castaña oscura no tenía intenciones de entrar, se moría de nervios.

En la banca, sobretodo, Ikamu se encargaba de animar cada vez que un suplente entraba, y claro, enojarse por los abucheos de los supuestos animadores que estaban en las gradas.

El capitán y mejor amigo de la chica entró a jugar, y aún así perdieron. La mirada del entrenador estaba fija sobre la Miya mayor pero esta desviaba la mirada, negandose el entrar.

Se formaron y luego se saludaron con el otro equipo por la red.

— Ikamu-san, ¿por qué no entró?— Le preguntó Kageyama mientras se agarraban las manos.

— Tobio-kun.— Sonrió.— Es un secreto. Gana tu próximo partido, si es que nos ganaste.

— Algún día armaré para ti.— Dijo Atsumu apuntando al pelinaranja de Karasuno.

— ¡Sí! Y yo te entrenaré, pequeño. Espero verte en unos años, o si llegan nuevamente, les ganaremos el año que viene.— Dice la chica dejando rojo al chico.— Son un buen equipo, chicos.

Al llegar con sus compañeros, la chica iba a abrazar a su amigo de tercero, pero su actual pareja la tomó de la cintura y se agachó un poco para besarla. Sus compañeros estaban sorprendidos, bien se les veía juntos seguido, no pensaron que saliesen y menos que se besen de la nada.

— ¡¿Qué?!— Gritaron ambos hermanos de la chica sorprendidos. Ella rió, la relación ya estaba confirmada.

— ¿Oops?— Dijo Rintarō sonriendo.

— Felicitaciones.— Dijo Kita viéndolos con una sonrisa bastante notable. Ikamu dejó a un lado al chico y saltó sobre el albino.

— ¡Shinsuke-san!— Dijo casi llorando.— Lo siento por no jugar y que no lo hayamos logrado.

— Ikamu, no pasa nada, no es tu culpa, ellos eran más fuertes que nosotros. Solo eso.

— Pero ni siquiera intenté hacer algo...

— Yo quiero saber dos cosas, ¿por qué no entraste? y, ¿por qué no nos dijeron que salían?— Exclamó el rubio teñido algo frustrado.

— Me siento mal por no jugar y no hacer un intento de ganar, pero también me sentía lo suficiente mal como para entrar...

— Excusas baratas.— Se cruzó de brazos.

— Cállate.— Respondió todo el equipo.

— Que momento más oportuno para hacer una relación pública.— Dice Ojiro.

— Me frustré un poco.— Responde simple Rintarō, así recibiendo una mirada intensa de los gemelos.

— Tú, pequeño bastardo.— Osamu se acercó a su ahora, cuñado, como un zombie gracias al cansancio.— Me robaste a mi hermana.

— Tampoco es como si me fuera a vivir con él, Samu. Por el momento...— Susurró.

— ¡Escuché eso! ¡Suna-kun no puedes robarte a nuestra hermana mayor!

— No la estoy robando.

— Me siento un objeto...

a girl?! | 3rd miyaWhere stories live. Discover now