Los trillizos Miya estaban en la entrada de un curso de volleyball, por entrenar con un gran jugador.
— Es tan alto...— Se impresionó la mayor.
— Estoy casi seguro que se llama Aran-kun, va apenas a quinto.— Dijo Osamu.— Es tan genial...
— Sí, genial.— Concordaron Atsumu y su hermana.— Igual creo que es "Alan".— Pronunció correctamente Ikamu, con el dedo índice levantado.
— ¡Su nombre suena extranjero!— Hablaron esta vez ambos chicos con asombro, así recibiendo una mirada confusa de Ikamu.— Tal vez debería cambiar mi nombre.— Atsumu se puso pensativo.
— ¿Eres idiota?— Habló la de camiseta roja.
— Si te cambias el nombre, ¡harás que la abuela se ponga triste!
— ¡Samu...!— Exclama Atsumu.— ¡Samu de Osamu!
— ¿Eh?— Ikamu y Osamu estaban confundidos.
— Entonces Atsumu se volvería Tsumu, e Ikamu...
— Kamu.— Termina el menor.
— ¡No! No me gusta.— Niega la chica repetidas veces.— Si quieren ustedes serán Tsumu y Samu, pero a mí no me llamarán Kamu.— Se cruza de brazos.
— ¿Pueden parar ya?— Grita Alan asustando a los hermanos.
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— ... El armador es la posición que ocupa la persona más habilidosa y genial del equipo.— Ikamu los observa.
— ¿Es así como te sientes, Samu?¿Quieres ser armador?— Pregunta Atsumu.
— No, yo quiero rematar. ¿Y nee-san?
— Yo... Quiero recibir, o bloquear. Cualquiera está bien.— Respondió con simpleza.
— Mhm, tienes buenos reflejos, y además de ser una gruñona, eres calculadora.— Dice Tsumu y el hermano asiente.
— ¡¿Ah?!
Durante aquellos meses entrenando, los trillizos sabían definitivamente que posición querían tomar. Aunque en una lo llevarán mejor, harían lo posible para ser un buen equipo juntos.
