Especial 2

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- I can't stop me, can't stop me. - Taemin saltó de su cama al piso y empezó a hacer las notas altas, casi gritando.

De repente la puerta se abrió y Jongin apareció, con su delantal de ositos puesto y una espátula en mano.

- ¡¿Que ocurre?!

Taemin se sentó en su cama y paró la música.

- ¡Papá! Solo estaba cantando. - El pequeño pelinegro hizo un puchero y agachó la cabeza.

- Oh, lo siento cariño. Por cierto, cantas como un ángel. - Jongin le envió un beso y vio a su hijo de trece años reír. - Cuando esté la comida te avisaré, mientras puedes seguir con tu concierto.

Cerró la puerta y corrió escaleras abajo, aún se estaba haciendo la carne y no había preparado las verduras y frutas.

Cuando acabó de preparar la carne, notó que alguien llamaba a su teléfono. Y como no quería hablar con "él", colgó la llamada, aunque se asustó cuando escuchó el timbre.

Con un suspiro, dejó cubierta la carne para que no perdiera el calor y aún con su delantal puesto, salió de la cocina, pasó por el pasillo donde escuchaba a su hijo cantar a pleno pulmón, y una vez en la entrada, abrió la puerta sin antes mirar quien era.

Maldita sea, tendría que haberlo hecho. ¡Allí delante estaba Kyungsoo! Tan hermoso como siempre...

¡Jongin cálmate!

¿La razón de no querer verlo? Fácil.

Hace dieciséis años, cuando Junmyeon ya cuidaba a sus bebés, Jongin pasaba mucho tiempo en casa de su mejor amigo para ayudarlo con los dos retoños mientras Sehun trabajaba en el restaurante hasta tarde.

Kyungsoo se molestaba muchas veces porque pasaba más tiempo con la familia de Junmyeon y Sehun que con él. Así que Jongin trató de quedarse más en casa para complacer a su amo, y todo iba bien, perfecto podría decir.

Vivía una vida de ensueño, dos años más tarde la hija de Heechul nació, y uno más tarde, Jongin supo que esperaba un bebé. ¡Un bebé! El híbrido de ahora diecinueve años, no podía con su felicidad. Porque cuando su bebé nació, se enamoró al instante de esa pequeña carita, y de unas orejitas negras de osito que asomaban por su cabezita.

Pero cuando Taemin tenía unos tres años, Jongin quiso hacerle una sorpresa a Kyungsoo en su oficina, y junto a su hijo hicieron galletas y se las llevaron en un bonito tupper, su cuerpo quedó paralizado cuando vio a una mujer besándose con su esposo. Su sorpresa fue tan grande, que sus galletas cayeron al suelo, y su hijo empezó a preguntar en voz bastante alta quien era esa mujer y porqué besaba a su papá Kyungsoo que era de su papá Jongin.

El híbrido no pudo aguantar ni dos segundos la mirada del de ojos grandes, porque tomó a su pequeño hijo en brazos, y salió corriendo hacia el ascensor, pulsando los botones rápidamente y consiguiendo cerrar las puertas antes de que el mayor llegase. Aunque sabía que podía bajar por las escaleras, Jongin trató de correr lo más rápido posible hasta que sus piernas no pudieron más después de haber girado varias calles. Cayó rendido al suelo, y aunque sus brazos dolían por tener a su pequeño en brazos, no lo soltó en ningún momento. Sabía que se había alejado bastante, así que se permitió llorar. Lloraba sin parar porque pensaba que Kyungsoo mantendría la promesa de estar siempre juntos. Oh, tonto de él, tendría que haber hecho caso a sus sospechas cuando su marido decía que tenía que irse más pronto al trabajo o que tenía que pasar tres días fueras por negocios.

Notó que su pequeño Taemin limpiaba sus lágrimas y después depositaba un besito en sus dos mejillas, tratando de animar a su padre. Cosa que consiguió, le sacó una bonita sonrisa al híbrido. Y después de respirar, tranquilo, decidió correr a su casa. Bueno no, tomó un taxi pero como le pidió que fuera rápido, en menos de quince minutos ya estaba tomando su maleta y llenándola de su propia ropa y la de su pequeño.

- ¡Api guade mis codad! - Taemin llegó corriendo, y de la velocidad que llevaba casi cae, pero Jongin lo atrapó al momento, y en efecto, el niño había guardado sus juguetes en su propia maleta, más pequeña, claramente, con dibujitos de Gudetama, un huevo frito con caras graciosas.

- Muy bien bebé, estoy muy orgulloso de ti, toma lo más importante y que más ame y me lo das para guardarlo, nos vamos a ver a tío JongDae y tío MinSeok, ¡no quieres ver a Heeyul noona? - Vio a su pequeño mover rápidamente su cabezita en modo de asentimiento y entonces lo perdió de vista por el pasillo. Sabía que KyungSoo no llegaría hasta pasadas unas horas, amaba tanto su trabajo que no iría en ese momento a por él, lo sabía porque el mayor faltó para el primer cumpleaños de su hijo, y el segundo, y el tercero. Llegó esos años tan tarde que Taemin ya dormía cuando su padre le deseaba feliz cumpleaños. Y no es que no se pudiera pedir días libres, porque bien que lo hacía cuando quería ir a tomar algo con Sehun y pasar un día de "hombres"

Así fue, como Jongin, en siete minutos, ya había guardado toda su ropa, la de su pequeño, y las cosas más importantes de ambos, como los peluches de su bebé, el ordenador portátil de Jongin, comida para el viaje en tren a casa de sus amigos...

Claro, a Jongin no le costó mucho obtener dinero, porque cuando conoció a KyungSoo años atrás, este le había abierto una cuenta en el banco solo para el híbrido, en el que el mayor ingresaba una buena cantidad de dinero por si algo un día pasaba... Y bien que pasó. Aunque al principio fue difícil aguantar las preguntas de sus amigos, incluso las de su hijo, preguntando donde estaba su otro padre, parece que todos incluso el pequeño de tres años, captaron el mensaje y no mencionaron más a KyungSoo. Y Jongin lo agradecía, sobre todo cuando su pequeño Taemin le mostraba dibujos de la familia junta y Do no aparecía en esos dibujos, porque no soportaría ni verlo en esos garabatos lilas y amarillos que dibujaba el menor.

- Véte de mi casa, Do KyungSoo. - Dijo lo más frío posible, intentando controlar su corazón acelerado.

- No me iré, Jongin, seguimos estando casados legalmente y tienes algo que también es mío... - El hombre, de ya unos 46 años pero que se mantenía igual de hermosos que siempre, lo miró serio, y frío, sin sentimiento alguno.

- ¡PAPÁ! - Taemin gritó desde el piso de arriba. Si, Jongin se refería a él con eso de "algo que también es mío"... - HAY UNA ARAÑA EN MI-- AAAAH.

Jongin reto con la mirada a KyungSoo, intentando decirle que no entre, pero como el mayor era más fuerte, apartó bruscamente el brazo del híbrido, y entró, caminando hacía la habitación de su hijo.

- ¡Deja a mi hijo en paz, Do KyungSoo!

+

fin

Un conejito en casa - SeHo | HunHo (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora