Capítulo 17."Una oportunidad."

Start from the beginning
                                    

La mano izquierda de Jace voló a mi mejilla mientras su otro brazo me abrazaba con fuerza.

-Lo siento. No pensaba lo que decía.-"Lo sé" susurré en bajo.- Odio haberte hecho daño.- "Lo sé" volví a susurrar a la vez que mi mano trazaba pequeñas líneas abstractas en la enorme mano que acariciaba mi mejilla. - Juro que no dejaré que oigas ninguno de esos comentarios, mucho menos mi hijo, porque que quede claro que puede que no seas madre todavía, pero lo serás. De mi bebe.

-Arrogante.

-Y aún así estas entre mis brazos.

Me giré con los ojos como platos, sacando fuerzas de mi sorpresa.

-¿Desde cuándo te has vuelto tan creído?

-Desde que he decidido recuperarte por todos los medios posibles e imposibles.

-Eres idiota.

-Lo sé. Pero también soy lo suficiente listo como para haber escogido bien ese día frente a la máquina de café.

Y como no, no pude evitar aceptar volver a casa. Con él.

-¡No voy a volver a trabajar allí!

-¿Por qué? Dijiste que si en el trabajo se enteran de que estás aquí será la gota que colme el vaso, eso es porque quieres volver y estas preocupada por lo que puedan pensar de ti.

Odiaba su manera de razonar.

-¡Claro que no! Lo digo porque eres su jefe y lo que digan también te repercute a ti.

-¿De verdad crees que se atreverán a decirme algo?- Rió.

-No, sé que no.- Dije apoyando mi cadera contra la encimera de la cocina.- Pero también sé que aunque no te lo digan directamente te enterarás si lo comentan y te dolerá que piensen que eres peor jefe por algo como esto.

-Son solo empleados.

-Pero no niegas que te pueda doler su cambio de opinión.

Su mirada verde se clavó en la mía sosegadamente, dándome la sensación de paz que puedes encontrar en una pradera soleada y desierta un día de verano.

-Me encanta que me leas así. - Una sonrisa nació en mi rostro.- Aunque también me jode que no veas. [Que no veas es una expresión que significaría: "muchísimo"]

-Idiota.- Reí.

-Cásate conmigo.

-No.

Está vez él también rió.

-Algún día lo conseguiré.

-Sueña con ello.- Me obligué a contestar. No podía permitir que la agradable sensación que parecía querer instalarse en mi pecho se quedase.

-Ya lo hago. - Y, dejándome más tiesa que el pelo de mi profesora de mates de la secundaría, se fue tranquilamente hacía el salón. Yo le seguí unos segundos después, sorprendida por la repentina pignoración, para encontrármelo marcando un número en su teléfono.- Marylin.- ¿Estaba hablando con la zorra de su secretaria? - Quiero saber sí hay algún trabajo ahora mismo que necesite de una diseñadora, alguno interesante.- Jace se calló durante unos segundos que a mí, confundida y perdida como estaba, se me hicieron eternos.- ¿Solo uno? Vale, pues no pongas a nadie con él, espera un segundo.- Y juntando su móvil contra su pecho me encaró.- Hay un trabajo disponible para ti.

Ni siquiera el shock pudo evitar que me negase efusivamente.

-No, no trabajaré ahí, Jace. No quiero. De verdad que no quiero.- Tenía miedo, estaba completamente acojonada. Algunas personas tendrían una fuerza que les permitiría volver y encararlo todo, de hecho para algunas cosas yo era ese tipo de persona, pero cuando se trataba de tener a un montón de idiotas criticándome sin tener yo ningún apoyo moral... no, eso sería prácticamente un suicidio.

Jefe, quiero un hijo suyo ©Where stories live. Discover now