Capítulo 3. "Una casa de cristal y una inquilina patosa"

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Estoy tan impresionada por todos los votos y comentarios que me dais que he decidido regalaros un capitulo sorpresa ;)

MUCHISIMAS GRACIAS POR VUESTRO APOYO.

Espero vuestros votos y comentarios.

Capitulo dedicado a: Lorena (@idxcember)

Mi estomago se levantó antes que yo, rugiendo como un tigre de bengala ante un cazador furtivo.

Olía a tortitas.

Reconocería el olor en cualquier parte.

Me levanté de la cama salivando, y casi me vuelvo a caer al recordar mi situación.

Un jefe.

Una gran nevera.

Su casa.

Y Un hijo.

Al tocarme la frente note que casi ya no tenía fiebre, me sentía mucho más fresca, la ligera ropa ayudab...

Ligera ropa.

Ropa que no era mía.

No llevaba puestos ni mis pantalones beige de traje ni mi camisa blanca.

Llevaba una camisa blanca, sí, pero por la talla estaba claro que no era mía.

Opción uno: La camiseta había aparecido en mi por arte de magia.

Opción dos: Yo y todo el espacio a mí alrededor, menos mi camisa, habíamos encogido hasta el punto de que esta me quedase grande y pareciese de hombre.

Opción tres: Soy estúpida y la camisa es de mi jefe.

Me rendí en mi intento de autoengaño y acepté la opción tres. Total, no era la gran cosa, solo me había visto en ropa interior.- Di un rápido vistazo dentro de la gran camisa para comprobar que así fuese y suspiré agradecida cuando vi que mi ropa interior estaba conjuntada. ¡Gracias Señor! No sé que habría hecho de llevar mis braguitas de lacitos.

Además, ese espécimen me verá desnuda muy pronto.- Pensé, sofocando una risa propia del malo de una película barata.

Busque por los alrededores de la cama alguna otra cosa con la que vestirme, pero no encontré nada útil y en ese momento, cuando la fiebre se había ido junto con mi valor, no me atreví a entrar en el abierto vestidor de enfrente y coger algo de Jace. Solo podía ver una pared de esa sala que yo bautizaría como el paraiso2 - La cama de Jace era el paraíso original.- pero con ver todos esos trajes uno al lado del otro pude imaginar cómo era la vida de Jace.

Llena de lujos. Y de aburrimiento.

Camine de puntillas hacía otra de las puerta, sabe dios porque, y la abrí cual detective de CSI, en busca de la fábrica de hijos con patas.

No acerté. Entre en el despacho más impresionante que había visto en mi vida. Toda la pared que me quedaba delante era de cristal, al igual que una de las del dormitorio, pero esta no tenía cortinas y me dejaba ver la cima de varios edificios. El cielo estaba anaranjado, haciendo de la imagen que tenía delante una de las mejores que había visto en mi vida. Estaba en un ático. En un jodido ático de cristal.

Gracias a dios que no tenía miedo a las alturas. ¿Ese cristal no se rompería, no?

Las puertas eran dobles y las enormes ganas de abrirlas de golpe a lo Sexo en Nueva York me hizo olvidar mi disimulo detectivesco. Con un golpe las abrí del todo.

Me sentía como una diva al abrirlas. Incluso puse morritos a lo Paris Hilton.

Estaba completamente metida en el papel cuando las puertas se abrieron del todo y mi alarma sonó.

Jefe, quiero un hijo suyo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora