CAPITULO XII

405 23 2
                                    


La mano de Ángel se detuvo en el aire, igual que todo su mundo. No era la primera vez que Demian le llamaba así, pero si era la primera vez en que su voz estaba cargada con el rencor y el miedo de cualquier otra víctima. Un tono con el que jamás antes le había hablado, y era lo suficientemente inteligente para saber que no lo hacía solo para salvarse de su castigo. Algo más estaba pasando ahí.

— ¿Cómo me llamaste? – pregunto titubeante y dejándolo ir.

Demian se levantó de un brinco de su regazo y se acomodó los pantalones en su lugar. Solo por si acaso su padre decidía continuar con esa absurda idea.

— Ángelus. Así te llamabas antes ¿no?

Ángel no se podía creer el tono con el que le estaba hablando, bastante parecido al que el viejo Demian (recién salido de las calles) solía utilizar. Pero eso era cuando aún eran extraños, y no una familia. Así que se cruzó de brazos, dispuesto a saber la razón.

— Si lo dices para que no te castigue, voy a. . .

Demian rio, pero no felizmente.

— ¿Vas a matarme? ¿Cómo hiciste con toda esa gente?

Ángel abrió mucho los ojos, sin poder creer lo que acababa de escuchar. Había planeado tener esa conversación con Demian cuando fuese mayor, y tuviera la madurez necesaria para comprender un poco más a la oscuridad. No ahora, cuando apenas comenzaba a comprender al mundo en el que estaban.

— ¿De qué hablas? – pregunto, esperanzado a poder cambiar el tema.

— Sorpresa. – exclamo lleno de ironía. — Eres famoso, estas en mi libro de historia y no eres el héroe. – explico.

Ángel se quedó callado por unos segundos, maldiciéndose a sí mismo por no poder prever que su maldad pasada era tan grande que incluso los libros de historia podrían hablar de ella como algo más que un mito. Sin duda, aquella era la peor manera en que su hijo podía haberse enterado de su tormentoso pasado.

— Demian, yo. . . – aun no sabía que decir, y Demian tampoco tenía intención alguna de dejarlo hablar. No después de ver su reacción.

— ¿Cuándo ibas a decírmelo? ¿Eh? – exigió saber.

— Hijo, déjame explicarte. Yo. . . – Ángel se levantó de la cama, tratando de alcanzar a su hijo para abrazarlo y hacerle saber que todo estaría bien. Sin embargo, Demian no quería tenerlo cerca y termino alejándose bruscamente.

— ¡No! ¡Eres un mentiroso! ¡Un asesino! – le grito.

El corazón de Ángel se rompía con cada palabra que escuchaba, pero como buen padre, supo mantenerse firme ante su hijo.

— Siéntate y déjame hablar. – le ordeno, apuntando de vuelta al catre.

Demian considero obedecer por un segundo, pero su rabia era tan grande que su cerebro no podía siquiera procesar otro pensamiento sin sacudirse por completo. Así que término por alejarse aún más de su papá.

— Solo déjame en paz. – murmuro, se dio la vuelta y trato de avanzar hacia la salida de la celda, pero Ángel tiro de su brazo, impidiéndoselo.

— Te dije que te sentaras. – dijo al borde de perder la paciencia.

— ¡Y yo que me dejaras en paz! – le grito Demian a la cara. Ambos se sostuvieron las miradas por unos segundos, cada uno enfadado por sus propias razones, pero al final, Ángel era el padre y debía manejar la situación. Tiro del brazo del chico para inclinarlo bajo su propio brazo y le dio 6 fuertes nalgadas.

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora