CAPITULO IV

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El trabajo de Ángel no parecía ser una buena idea ya, pues Adrián se la pasaba dándole expedientes de casos sin resolver de todo el estado de Virginia y aun cuando de estos, al menos 3 resultaban estar relacionados con cosas sobrenaturales, no se podía hacer mucho para resolverlos, no debido al tiempo que había transcurrido desde entonces hasta el día en que Ángel lo descubría. Y eso no hacía más que molestarle, pues no ser capaz de hacer justicia por esas personas le hacía sentir como un verdadero inútil. Sin embargo, aquella mañana no estaba disgustado por ello, si no por algo que no había dejado de darle vueltas en la cabeza desde la noche anterior y Adrián, quien estaba en su oficina tomando el primer café del día como cada mañana, se dio cuenta de ello.

— Estas distraído esta mañana. – dijo el hombre.

Ángel tardo unos segundos en salir de sus pensamientos y asintió.

— Si, lo siento, yo. . . No tuve una buena noche.

— ¿Está todo bien con Demian? — pregunto, pues por toda la experiencia que tenía conociendo a Ángel, sus mayores problemas siempre tenían que ver con el chico, no porque este fuese un mal chico, si no por las muchas complicaciones que el destino les hacía pasar a ambos en su relación familiar. Como bien había dicho la noche en que les conoció a ambos, un vampiro siendo padre de un Caza Vampiros no era precisamente fácil.

— No. – admitió, haciendo que Adrián se alarmara mucho, pues él mismo tenía un cariño especial por ese chico. No tan paternal como el de Ángel, pero un cariño muy cercano a eso. – Bueno, no lo sé realmente. – agrego. Haciendo que Adrián respirara de nuevo. – Es que, anoche fuimos al cementerio y. . .

— ¿Lo llevaste? Pensé que habías dicho que no lo harías.

— Lo sé, lo dije pero él me pidió que lo llevara y sabes que hacía tiempo que quería hablar de ello con él.

— Si— arrugo el gesto, el mismo había evitado mencionar el tema del hermano muerto de Demian desde que paso. — ¿Y cómo lo tomo?

— Mejor de lo que esperaba, se mostró atento todo el tiempo y eso es justo lo que me preocupa ahora.

— ¿Por qué? Es mejor que esté atento a que ande por ahí tonteando.

— Pero una cosa es ser atento y otra muy diferente que este obsesionado.

— ¿Qué? ¿Eso qué significa? – exigió saber.

Ángel se hundió en su asiento, necesitaba relajarse un momento antes de hablar.

— Anoche me dijo que no puede dejar de pensar en cazar vampiros, que le gustaría hacerlo todo el tiempo.

Adrián abrió muchos los ojos al escuchar aquello, si bien ambos eran conscientes de que el chico podría desarrollar lo que era conocido como "El ansia del cazador" ninguno estaba realmente preparado para que sucediera. Al menos, él no había visto ninguno de los síntomas en él chico antes y eso lo puso a pensar.

— ¿Y lo decía enserio? – inquirió.

Ángel le miro seriamente.

— No creo que estuviera bromeando, Adrián.

— No estoy diciendo que lo hiciera. ¿Qué tal y lo dice solo por aburrimiento? Ya sabes, los chicos a su edad. . .

— Los chicos a su edad quieren salir a jugar videojuegos con sus amigos, jugar con sus teléfonos, hasta tener una novia. . . No quieren dejar la escuela para salir en busca de vampiros que duermen en el día y matarlos. – dijo exasperado.

— Lo sé, pero. . . – Adrián se pasó una mano por el rostro, sin poder entender ni creer que aquello estuviese pasando. – Es demasiado joven para sentir el ansia, sus poderes aún no se desarrollan lo suficiente como para causar eso.

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEWhere stories live. Discover now