CAPITULO XXI

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Joe Mitchell se encontraba en el medio de la noche más aburrida de su vida. Su madre lo había obligado a salir de la casa para conocer el pueblo en el que tan solo llevaban 2 semanas viviendo, algo que él encontraba completamente innecesario pues él no estaba buscando crear amigos o conocer buenos lugares para cenar, no, el solamente quería estar en su habitación jugando con sus videojuegos y charlando con la gente que conocía en Línea, ellos eran todos los amigos que necesitaba pero su madre era tan tonta que ni siquiera lo entendía. Para ella, era demasiado importante socializar con los vecinos, con gente estúpida que seguramente estaría hablando mal de ellos apenas pudieran.

Desesperado por salir de la realidad, Joe saco su teléfono celular del bolsillo y comenzó a enviar mensajes a los amigos que aparecían conectados en su chat. Algunos respondieron de inmediato, haciéndole reír con sus comentarios, cosa que no fue bien vista por su madre, quien rápidamente le arrebato el teléfono de las manos.

— ¡Joe Mitchell, no más teléfono para ti esta noche! – declaro ella.

— ¡Mamá! – se quejó indignado, tenía 16 años y no le parecía justo que ella continuara tratándole como si tuviera 5. Él ya era perfectamente capaz de tomar sus decisiones.

— No, y ni una palabra más jovencito. Venimos aquí para divertirnos, para divertirnos con cosas de verdad, así que ahora ve y busca algo que hacer por ahí. – ordeno.

Joe pensó en un montón de excusas que darle para desobedecerla, pero ella ya estaba tan enfadada que seguramente cualquiera de ellas solo lograría que ella le castigara sin su teléfono o peor, sin su laptop por un tiempo prolongado y él definitivamente no quería eso. Así que hizo un gesto de fastidio y empezó a caminar para obedecerla. Fue entonces que en su camino, un extraño hombre pasó a su lado corriendo y golpeándole el hombro.

— ¡Oye! ¡Fíjate! – grito muy molesto.

El hombre dejo de correr y se giró lentamente para ver al chico. Su rostro se ocultaba un poco por las sombras, pero Joe estaba seguro de que no era normal.

— ¿Pero que tienes en la. . .? – no pudo terminar la pregunta, pues el hombre rugió como si fuese un león y en un rápido movimiento se le lanzo encima y le clavo algo muy filoso y doloroso en su cuello. Sus colmillos.

— ¡Ahhh! ¡Ayyyy! – gritaba Joe desesperado.

La señora Mitchell estaba charlando con el hombre del puestecito del café cuando escucho los inconfundibles gritos de su hijo. Entonces comenzó a correr, hasta encontrarlo acorralado contra un muro por un hombre gigantesco. Corrió hacia ellos y con su bolso comenzó a golpear la espalda del sujeto.

— ¡Suelte a mi hijo! ¡Suéltelo! ¡Suéltelo! – gritaba sin dejar de pegarle.

El hombre finalmente se alejó del muchacho y se giró para mirarla. Haciéndola gritar, pues su rostro era horrible, lleno de venas rojas alrededor de los ojos, y con toda la boca manchada por la sangre de su hijo.

- ¡Grr! – rugió el vampiro, listo para saltar sobre la mujer, pero ella fue rápida, estiro el brazo para tomar la mano de su hijo y entonces empezaron a correr. Ahora, ella ya no estaba tan segura de querer vivir en ese pueblo. Y el vampiro no los persiguió, pues pronto encontró una nueva víctima a quien morder. . .

El oficial Nolan iba saliendo de la cafetería con una caja de galletas en sus manos, cuando se percató del alboroto que sucedía a su alrededor. Vecinos corrían y gritaban mientras eran perseguidos por sujetos de rostros extraños. Su primer pensamiento fue que debían tratarse de asaltantes usando máscaras pero al ver la forma en que uno de ellos levantaba uno de los pesados buzones de cartas y lo arrojaba contra el vidrio de la dulcería, se dio cuenta de que no eran tipos tan normales. Así que tiro su caja de galletas y desfundo el arma de su cinturón, dispuesto a usarla mientras corría de vuelta a la patrulla para pedir refuerzos. Pues aquel asunto era demasiado para manejarlo por su cuenta.

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEWhere stories live. Discover now