Dulces

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—¡Enamorarme cuando tienes novia, joder!

Sus pensamientos comenzaban a jugarle una mala pasada, ¿en verdad había dicho eso la chica que tanto le gustaba?

Despertó y estaba echado en aquél lugar que parecía el cielo, al abrir más los ojos sintió aquél dolor por el golpe causado.

Vio como una chica de coletas estaba sentada y mirándolo atentamente como si moverse fuera algo novedoso.

—¿M-marinette?

—Hola, despertaste Blue Boy. —dijo de forma cariñosa para luego tomar su mano. —Lo siento por haberte golpeado.

—¿Lo hiciste?

—S-si.

—Bueno tal vez deberías tener cuidado. —dijo tratando de levantarse y poder salir de ese lugar.

—Espera, ¿A dónde vas?

—A acompañarte a casa, oh te iba a dar algunas hojas de parte de mi hermana.

—Descuida, las vi y supuse que era del trabajo que nos dejó la maestra. Yo las entregaré.

—Gracias, Marinette. —dijo algo serio.

—¿Está todo bien?

"No es momento."

—Puedo explicarlo...—dijo Marinette.

—N-no, si te sientes incómoda, no es necesario que lo hagas.

"Si, definitivamente no era el momento."

—Necesito ir por algunas telas.

—Déjame acompañarte.

—¿Estás seguro? Fue un gran golpe y yo... me siento arrepentida por esto.

Se paró con mucha energía y se acercó a ella.

—Oye, estoy vivo, eso es lo que cuenta. —dijo fingiendo una sonrisa.

"Estaba muerto desde que escuché eso..."

-.-

Después de una tarde tranquila buscando muchas telas, la pareja paró en uno de los puentes cerca al río Sena, donde una Marinette sujetó a Luka del brazo al ver a André, el heladero de los enamorados vendiendo sus combinaciones que para algunos parisinos determinaba la felicidad en las parejas.

—¿Quieres un helado, Marinette?

Ella asintió.

—Entonces iré a comprarle un helado a mi pequeña Marinette.

—Oye, tenemos casi la misma edad.

—Pero si es divertido ver cómo te emocionas por algo tan dulce como el helado, como una niña feliz y sin problemas.

—Bueno después de un día largo si me gustaría probar un poco, vamos.

—La escolto al carrito, señorita Marinette.

—Un placer, joven Couffaine.

Se acercaron a André el heladero y él no pudo evitar mirar a aquella pareja que no había predicho en los helados.

—¡Marinette, qué sorpresa!

—Hola, André. Te presento a Luka, mi ehm...—sonó nerviosa.

Sintió una mano en su hombro dándole seguridad.

—Él es Luka, mi novio.

—Vaya que sorpresa, hola jovencito.

—Buenos días, señor André. ¿Es cierto que su helado es mágico? —preguntó curioso.

The Blue Sensations 💙 [A Luka Appreciation Story]Where stories live. Discover now