Maldición

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Besos, besos y más besos. Fueron lo que ambos extrañaron al estar lejos de cada uno. Un viaje al otro continente no iba a dejar que separara a aquél par de adolescentes que se daban muestras de cariño al llegar al navío.

Aunque él iba a su ritmo, no podía dejar de quitarle las manos de encima.

Ella dijo que quería ir con paciencia en esta nueva experiencia de estar con alguien, pero durante ese momento había olvidado esas palabras. Era como un imán junto a ella. Los dos se juntaban y no querían separarse por nada del mundo.

—¿Me extrañaste?

—Demasiado.

Siguieron con la danza de besos y caricias hasta caer a la cama del rockero donde los dos se miraron de frente. Agradecieron que no estaba ni la madre y hermana del peliazul porque eso hubiera sido algo incómodo.

—¿No me contarás como te fue en el viaje? —preguntó Luka de forma tranquila.

Su mente la transportó a aquellos momentos lluviosos.

-.-

—Adrien, ¡quédate!, ya perdí a Chat Noir, no pienso perderlo a él también.

—Te... amo.

-.-

—Por ahora no. —dijo algo seria. Dirigió su mirada hacia sus ojos. —Extrañé estar contigo.

—Igual yo, Mari.

Iban a seguir con sus cometidos hasta que de pronto escucharon que vibraba un celular. Marinette no le prestó tanta importancia, pero Luka sí.

—Creo que es tuyo. —soltó el chico.

—¿Ah s-si?

—Sí, es tuyo.

Marinette se sentó mientras veía a su novio sentándose a su costado, tomando su distancia para que ella pudiera ver los mensajes tranquilamente.

—Iré por un poco de limonada. ¿Deseas un poco?

—Sí, gracias.

La azabache miró su teléfono y eran dos mensajes de Adrien.

"Gracias por la sorpresa, pienso mucho en ti, mi querida amiga."

Sonrió.

La segunda era una foto que ellos dos se tomaron en la azotea del edificio Lafayette de New York, ya habiendo pasado el efecto de los hot dogs mágicos.

—Estás muy sonriente. —vino Luka con dos vasos de limonada.

—S-si. Era... Adrien.

—Oh, sabía que te habías divertido mucho ahí. —dijo muy tranquilo.

—S-si, s-si. —dijo algo nerviosa. —Estuvimos bailando y disfrutando la vista.

—¿Eso fue lo que no querías decirme la noche que me llamaste?

Tomó sus manos.

—Lo siento, Luka.

—Descuida, Marinette. Te comprendo que te cuesta olvidarlo y te daré tu tiempo.

—Soy una tonta en esto.

—¿En qué? No lo eres. Es normal que te sientas así. Eres una adolescente y tienes todo el derecho de hacer lo que desee tu corazón.

—Tengo miedo de estar lastimando el tuyo. No digas que no te diste cuenta, pero es así, Luka. Tú me estás esperando hasta que me olvide de Adrien. Es como si fuera mi maldición. Como si yo fuera la tuya. —soltó ella tapándose los ojos. —Últimamente no se hacer nada bien.

The Blue Sensations 💙 [A Luka Appreciation Story]Where stories live. Discover now