Lavanda

26 4 13
                                    

—¿Sabes que está mal espiar a las personas?

"Mierda, me descubrió."

El guitarrista volteó su rostro y la miró a sus zafiros brillantes.

—Hola, Marinette.

Ella no pudo articular alguna palabra, así que solo levantó la mano y saludó a la distancia.

—¿Quieres que vaya hacia allá?

—Por favor y me explicas que haces aquí. —sonrió la azabache.

Extrañaba ver su sonrisa hace días, ¿acaso no quiso verla?

Mientras subía las escaleras hasta llegar a su cama estaba tratando de controlar sus nervios. Asomó su cabeza y se sonrieron, sus rostros comenzaban a sonrojarse a medida de la distancia que se reducía en ambos.

Luka se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Estoy aquí, ¿ahora deseas que respondiera tus du...?—de repente, sintió unos brazos alrededor de él, haciendo que ambos cayeran en el colchón y él pudiera corresponderle, extrañaba su calor.

—Luka, lo siento mucho. —salió como un lamento de sus labios. —Yo debí hablar contigo durante estos días...

—Marinette, no es...

—He tenido muchos deberes, muchas cosas en la cabeza y olvidé llamarte, soy un desastre y por eso... perdóname, no sabes lo mucho que te he extrañado. —lo abrazó con más fuerza.

Couffaine la alejó para mirar su rostro mientras estaban echados, ella estaba con los ojos brillantes.

—Oye...—lentamente el guitarrista masajeó su cabello. —Está bien, más bien no me dejas respirar. —ella dejó de presionarlo ante el abrazo y se levantaron, arreglándose un poco. —Era necesario darte un espacio, pero hoy, además de estar aquí porque quería verte, fue porque hubo una tormenta y nuestro barco está en reparaciones...

—¿Qué? ¿Están bien?

—Mi madre...

—Oh, creo que ya lo comprendí. —dijo contenta y algo sonrojada por lo que acababa de pasar.

—Marinette, quiero preguntarte...

—¡Marinette! —escuchó una voz de la parte de la planta baja de su habitación. —¡Baja por favor, ya va a ser hora de cenar! Luka, te agradezco por despertar a mi dormilona hija, acompáñanos.

El joven se sonrojó.

—¡Ahí bajamos! —dijeron los dos al unísono, mirándose y sonriéndose de forma nerviosa.

—Está bien, apúrense que se enfría. —cerró la puertilla dejándolos solos.

—¿Vamos, Marinette?

—Sí, pero tengo que hablarte de algo. —soltó la azabache.

—¿De qué? —preguntó curioso.

—Solo prométeme que no vas a juzgarme.

—¿Te parece si lo hablamos más tarde, después de la cena?

—¿Quieres evitar este tema?

—No es eso, solo que creo que estarás mejor hablándolo después. —se alejó de su lado. —Pero creo que sé de qué me hablarás. —sonrió.

—Luka...

—Vamos, Ma-ma-marinette.

Marinette lo siguió con la duda en la cabeza.

The Blue Sensations 💙 [A Luka Appreciation Story]Where stories live. Discover now