Capítulo 2

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Regresaron a la guarida al poco tiempo, aunque los dos mayores estaban discutiendo todo el camino de regreso. Mike sólo los veía junto a Casey.

Jones los había encontrado en el camino y tan solo prestaba atención a la discusión. Miraba a Don con lástima. Se sentía un poco culpable por haber incitado a todos a ir también.

— Descuida Don, voy a tráete algo de beber. También te haré algo de comer delicioso. — Dijo Mikey con una sonrisa.

Sonrió suave ante eso el de morado, aunque seguía muy avergonzado.

Al llegar a casa, los hermanos lo llevaron a su cuarto. Splinter se encargó de revisarlo. Regañó a su hijo por haberse descuidado esos días, no había comido mucho por estar encerrado en el laboratorio y por ello su resistencia en batalla fue tan pobre.

Donnie estaba comiendo ya un poco de lo que su hermano Mikey le preparó, su padre le había prohibido entrar al laboratorio por una semana, hasta que recuperara fuerzas. Así que estaba un poco desanimado por ello.

Raphael había sido regañado de igual manera por sus actos irresponsables y mal hechos. Por ende, Splinter le prohibió salir a la misión hasta que controlara sus impulsos y por el suceso con Don. Era injusto para él, pero adecuado para el mayor.

Ahora sólo se encargarían Leo y Mikey con la misión incluso Casey.

Aquellos decidieron continuar con la misión en esos días, mucho más persistente ahora que Don les dijo lo de la bolsa del robo. En la guarida, Donatello descansaba en cama. Bebía un poco de café que Raphael había preparado. Splinter tenía al de rojo cuidando a Donatello. Pero al de morado no le gustaba molestarlo.

— Sensei, no quiero molestarlo, pero ya han sido 6 días... ¿Puedo salir a la misión ahora? — Preguntó su segundo hijo disimuladamente.

- Raphael ¿Crees que deberías salir? Yo pienso que no. - dijo su padre seriamente. - En cuanto Donatello esté mejor de salud, podrás salir.

— Pero ya se mover, caminar, comer y todo. No es justo que todos salgan y yo no... — Dijo el adolescente.

- Debes cuidar de tu hermano, Raphael. Sabes que ha estado débil, debes estar pendiente de él...

- No es necesario, Sensei. - dijo Donatello, que se acercó al escucharlos hablar. - Ya puedo hacer cosas por mi cuenta. Raph ha estado encerrado aquí conmigo, no creo que sea justo.

— Don no hagas esto sólo para que me den permiso. Si aún te sientes mal puedo quedarme... — Dijo con un suspiro.

- Raph, no hace falta, mírame. Estoy bien, casi perfecto. - le sonrió suave, levantando su "pulgar". - Sensei, pienso que Raph podría ir con los chicos.

Splinter miró a Donatello y luego Raphael. - Bueno, Raphael. Si sientes que mereces salir ya, anda.

— ¿Enserio? ¡Oh gracias, maestro Splinter! ¡Tú también, Don! — Sin perder más tiempo, salió corriendo de la guarida para ver qué podía hacer esa noche.

- Tu hermano tiene gran corazón, pero a veces puede ser un poco inconsciente. - le dijo Splinter a su hijo de morado. Quien tan solo soltó una risilla ante eso.

Raphael corrió de un edificio a otro, estaba viendo qué más podía hacer después de casi una semana de castigo.

En un edificio, cuando supuestamente "patrullaban", dos tortugas estaban un poco ocupados, mientas que Casey Jones iba en busca de los dragones, ellos aprovechaban sus momentos a solas... Leonardo y Michelangelo estaban juntos, pero... El de azul tenía al naranja contra la pared, pero este último no se veía molesto, de hecho, soltaba leves risillas ante los cariños de Leonardo.

The Ideal InstinctWhere stories live. Discover now