Capítulo 8

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Los primeros rayos del Sol se hicieron presentes entre la vegetación que les rodeaba. Habían seguido su camino tras su corto descanso hasta llegar a un pequeño bosque apartado de la ciudad. No se adentraron mucho y montaron su campamento entre los árboles, en una superficie cómoda, para quedarse a dormir ahí.

Adam fue el primero en despertar, los leves rayos le habían vuelto a poner en alerta. Miró a un lado suyo y ahí se encontraba Lía, sumergida en su sueño. La contempló un momento, admirando sus rasgos y belleza facial, sin querer admitir que comenzaba a sentir algo por ella. No podía, no era correcto, pero tampoco podía evitar tenerle cariño a esa chica berrinchuda que en tan poco tiempo había puesto su confianza en él y le había dado las mayores muestras de afecto que había recibido. De cierta forma era inevitable no sentir algo, ¿pero sería sólo el cariño que podría tener a una hermana menor?, ¿o algo más? No lo sabía, había sido hijo único y se había criado como tal, no sabía lo que era tener un hermano y que alguien se preocupara por ti, había estado solo toda su vida y tras la muerte de su madre, su sombra era lo único que le hacía compañía.

Lía comenzó a removerse en su lugar, escuchaba ruidos afuera de la tienda y notó que ya era de día. Estiró sus brazos y soltó un bostezo. Adam no se encontraba a su lado, suponía que había salido a traer algo. Se levantó y salió de la tienda, ahí estaba él apilando nueva leña para encender otra fogata. Estaba de espaldas a Lía, con su torso desnudo, no pudo evitar morder su labio inferior al contemplarlo de esta manera, tenía un montón de tatuajes decorando su torso y un abdomen perfectamente marcado, además de unos brazos con un músculo perfectamente definido y algunas venas resaltando sus manos. No lo había apreciado bien bajo la oscuridad de la noche cuando fueron a dormir, y ahora bajo los radiantes rayos de luz podía asegurar que era el hombre más sexy que había visto en su vida.

—Despertaste —habló él, girándose hacia ella.

—Sí —musitó y frotó sus brazos. Le dio una mirada rápida de arriba a abajo— ¿No tienes frío?

—No realmente, estoy acostumbrado a climas extremos, esto no es nada —aseguró, mas tomó su camiseta del piso de la tienda y se la colocó encima.

—¿Qué desayunaremos? —quiso saber Lía, tomando asiento en el tronco cercano a la fogata que habían colocado.

—Puedo preparar un par de emparedados y más tarde alguna pasta antes de re... —dejó las palabras en el aire y su semblante ensombreció en un segundo. Lía le observó extrañada y se giró para intentar ver lo que provocó dicha reacción.

—Adam, ¿qué...? —Pero este inmediatamente la calló, colocando su mano sobre su boca, ejerciendo cierta presión, ella repeló.

—No hables —susurró—. Toma tu mochila y lo que puedas. Rápido, no tenemos tiempo.

Ella acató enseguida sus órdenes y tomó lo que pudo junto con Adam, cuando entonces vio unas luces a lo lejos, parecía que varios vehículos se acercaban y su guardaespaldas los había percibido al tiempo suficiente para huir de ahí.

—Sígueme, no me pierdas el paso y trata de no hacer un escándalo —advirtió.

Ambos comenzaron a correr, adentrándose al bosque, dejando su campamento atrás. Adam era muy veloz, esquivaba con facilidad los obstáculos que se presentaban en su camino, sin embargo, Lía no tenía esa habilidad y se atoraba de tanto en tanto entre las ramas de los árboles, hasta que en cierto momento, a Adam le desesperó y la jaló consigo para que siguiera su ritmo, pues aún se encontraban cerca de la zona. Tras recorrer un poco más, pararon en seco y Adam llevó a Lía tras un gran árbol.

—No hagas ruido —musitó, llevando el dedo hasta sus labios—. No deben vernos.

Dicho así, Adam asomó un segundo su mirada y volvió a ocultarla rápidamente, abrazaba a Lía de espaldas y podía sentir cómo tenía el pulso acelerado. Tomó sus manos al frente y ella las presionó con fuerza, intentando encontrar más seguridad entre sus brazos. A lo lejos escuchaban como esas personas bajaban de sus vehículos y se acercaban a su campamento. Adam agudizó el oído, tratando de percibir algo.

El Guardaespaldas (Adam Levine) Where stories live. Discover now