Capítulo 5

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Caminaron sigilosos por el jardín. El camino estaba despejado, así que se acercaron lentamente hacia la residencia. Adam iba al frente, dirigiendo al equipo del señor Jeremy y a unos cuantos oficiales que les habían acompañado. Permanecieron un momento pegados a la pared, en cuclillas, esperando algún movimiento.

—A mi señal, ¿de acuerdo? —susurró Adam, al tiempo en que sacaba una pistola de su bolsillo trasero y la llevaba hacia sus labios.

Giró su vista a la camioneta y un chico les dio una señal de aprobación, indicando que las alarmas ya habían sido desactivadas. Adam asintió, contó hasta tres y al llegar al último número junto con los oficiales, abrieron la puerta de la casa.

Estos se adentraron rápidamente a inspeccionar el lugar, mientras que Adam permaneció junto con el resto del equipo.

—Recuerden tratar de no tocar nada a menos que sea un objeto sospechoso —indicó, colocándose un par de guantes para evitar dejar su huella—. De encontrar algo que nos pueda ser útil, háblenme e iré a revisar de inmediato.

Se dividieron y comenzaron a inspeccionar diferentes habitaciones.

—No hay nadie —afirmaron los policías, volviendo tras un momento hasta donde se encontraba Adam, revisando entre los sillones de la estancia principal—. Seguro habrán estado aquí, pero ahora está vacío.

—Aquí hay algo —dijo uno de los chicos que estaba buscando junto a él.

Se acercaron y bajo un cojín se encontraba un gran sobre. Adam lo tomó y sacó con cuidado lo que contenía. Era una carta dirigida al señor Gates, trataba todo el asunto respecto a la deuda que éste mantenía. Les sería de gran ayuda para conocer un poco más del contexto sobre los asuntos en los que se encontraba metido y ver si así podían obtener alguna pista. Guardó de nuevo las hojas en el sobre, lo llevaría con él.

—También tengo algo —habló otro hombre, llegando hasta ellos.

Traía consigo un par de celulares y se los mostró.

—Creo que eran los móviles de Jeremy y Meredith. —Adam los tomó con cuidado de sus manos y los observó—. Sólo que ambos están sin batería.

Por eso la señal se había perdido aquí mismo, mas ahora el problema sería saber qué había ocurrido con ellos.

Adam dio media vuelta y a través de la ventana vio como pasaba una señora de casa en casa, quizá trabajaba por aquí ayudando con el servicio de limpieza. Pudiera ser que supiera algo al respecto sobre los padres de Lía o hubiera visto algo sospechoso por aquí. Ya la interrogaría después.

—Es suficiente con esto —aseguró, girándose de nuevo—. Seguro que obtenemos algo de aquí. Vayámonos antes de que alguien venga y nos descubra.

Todos asintieron y salieron sigilosos de la casa, tratando de dejarla igual de impecable que cuando habían llegado.

Se montaron de nuevo en las camionetas y regresaron al aeropuerto. Los trabajadores del señor Jeremy y Adam había llegado en un vuelo privado a Las Vegas y ahora regresarían en el mismo, mientras que los oficiales volverían a Los Ángeles en sus vehículos.

Se tomaron la tarde libre. Adam ya los había ocupado todo el día de ayer para planear su estrategia y habían tomado el vuelo desde temprano para llevarla a cabo. Ahora necesitaba un tiempo solo para relajarse y pensar bien en su siguiente paso.

Revisó la hora al llegar a casa de los Gates. Había quedado en ir a recoger a Lía el día de hoy. Dejó sus cosas, se montó en su auto y partió hacia su instituto, pues faltaban pocos minutos para que saliera.

El Guardaespaldas (Adam Levine) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora