Hello Caín

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Edén Hills no era un lugar muy llamativo, conocido por el pay de manzana era por lo único que destacaba

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Edén Hills no era un lugar muy llamativo, conocido por el pay de manzana era por lo único que destacaba... eso y la masacre de los diez hace ya algunos años.

Para Jensen era solo una zona de paso de su hogar de origen, un pueblo tan pequeño y manipulable pensó, con solo una placa federal consiguió el poder absoluto, un crimen que debió quedar en una denuncia pasó a ser una investigación abierta y ahí estaba Dianne siendo la protagonista del show.

La rubia llegó acompañada de su padre mientras su novio aún convaleciente estaba en el hospital.

—Dianne —saludó Jensen tendiéndole la mano.

La chica correspondió al saludo.

—¿Cómo se encuentra Abel? —le preguntó amistoso.

—Despertó hace un par de horas pero no recuerda nada —informó el padre cosa que él ya sabía.

—Entendible —sonrió— el chico a pasado por mucho, así que porque no hacemos esto por él —sonrió.

La chica asintió segura de sí misma.

Dieron paso a la sala de investigación, para sorpresa de Dianne su padre no entraría con ella.

—Tranquila, tu padre estará atrás del cristal de ahí —señaló— es protocolo, no hay nada de que preocuparse.

La rubia asintió para sentarse, el hombre se sentó frente a ella, amable como siempre.

—Bueno Dianne te haré unas preguntas entre más detalles me des mejor haré mi trabajo —sonrío.

La chica asintió para mirarle a los ojos que la atraían por una extraña razón, estaba por iniciar en el juego de Jensen.

—¿Bueno Dianne cuéntame por qué no estaban en la escuela? —inicio.

—Nosotros solo queríamos tener un día alejado de todos, desde el terremoto solo eso queríamos —expresó— fue una estupidez.

—¿A dónde iban? —preguntó astuto.

—Cross Road, están las mejores hamburguesas del estado —comentó.

Jensen Blue lo sabía, conocía el establecimiento perfectamente, pero también sabía que era más rápido ir en autobús que en tren.

—¿En qué momento vieron que todo se puso mal? —preguntó.

La chica suspiró, había pasado toda una vida en talleres de teatro que era hora de que funcionaran, necesitaba la mejor actuación de su vida.

—Al llegar vimos que un hombre nos miraba, no le tomamos importancia así que decidimos dar una vuelta... fue cuando nos acorraló —explicó.

La chica suspiró con angustia, Jensen puso su mano sobre la chica para calmarla.

Querido CaínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora