No Dejaré Que Robes Mi Rosa

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– ¿Qué quieres qué?  – preguntó Scott casi sacando los ojos de sus órbitas.

– Ir a buscar la Rosa SIN Jack, vamos, no es tan difícil de entender. – volví a repetir por tercera vez la pequeña petición, sin contarles el plan.

– ¿Pero por qué? Es como si el quisiese ir sin ti. – se dió la vuelta hacia nosotros Max con un vaso de whisky en la mano.

– Creo que aún no se le ha ocurrido y si se le ha ocurrido no lo ha dicho. Pensadlo, alguien tendrá que quedarse en el Castillo, el hará de sabelotodo y vosotros me dejaréis aquí... Y no, esa idea es caca. – empecé a hacer gestos a lo loco con las manos.

– Emm... Tienes casi más de trescientos años... No son niños de cuatro años. – comentó intentando aguantar la risa Alex en mi mente.

– ¡Tu a callar! – le ordené, dejando a Scott y a Max en shock.

– Juliet, sinceramente si el quisiera que te quedases, creo que aceptaría esa opción. – dijo al final Scott después de unos segundos de silencio.

– ¡¿Qué?! – levanté la voz con cierta rabia, por darle a el más confianza que a mi.

– Mira el estado en el que estás. Empiezas a hablar sola. – murmuró y apartó su mirada de la mía.

– Habla conmigo. Soy imposible de ignorar. – se metió en la discusión Alex... Por desgracia sus palabras solo las oía yo. – Usa mi técnica. Hazles sospechar de Jack. El escondió la daga, úsalo en su contra. – me aconsejó al ver que no sabía cómo reaccionar a su acusación.

– No es hablar sola... Es pensar en alto. – empecé con tranquilidad y sonreí para hacerles ver que estaba bien.

– Deberías estar descansando, cariño. – suspiró Max después de haber bebido un trago de whisky.

– Chicos, no os dais cuenta, lo hace a propósito. Escondió la daga, no? – ambos asistieron con la cabeza. – Apuesto a que en sitio que solo el sabe donde está... Y si no es así, pues es un sitio al que solo el sabe  entrar. ¿Por qué creéis que lo hace? Quiere quedarse los Artilugios, de la nada, quiere ir a por la Rosa... ¿Para que la necesitamos? – les miré a los ojos y en sus rostro apareció cierta comprensión.

– Les has dejado pensando. Seguro que funciona. Scott hablará primero y será con una excusa. Solo rompe esa excusa con lo que sea y podéis hacer las maletas. – dijo orgullosamente Alex.

– ¿Quieres buscarla sin él? ¿Pero por dónde empezamos? Creo que el sabe donde está la Rosa. – suspiró Scott, después de recibir toda la información.

– Yo se donde está, solo necesito un mapa. – dije sin pensar en nada más.

– ¿Sabes dónde está? – preguntó sorprendido Max intercambiando la mirada con Scott.

– Sí, se donde esta. Si me dais un mapa os puedo enseñar a dónde tenemos que ir. – los asegure de ello. – Por favor, el es quien mejor conoce este castillo. Es mejor que el se quede. – añadí al ver que seguían dudando un poco el si ir sin Jack o ir sin mi.

– Esta bien, tu ganas, tengo un mapa en la habitación. – decidió Scott, después de acabar de hablarlo con Max. Nada más oír esa decisión sentí como un alivio y una ilusión enorme se extendía por mi interior.

Un impulso en mi abrazo a Scott y a Max al rededor del cuello.

– Vas a lograr que me ponga celoso. – gruñó con frialdad Alex.

– ¿Alguna vez os he dicho que os quiero? – pregunté con un susurró al apartarme unos centímetros de los dos.

– La verdad es que a nosotros no... No sé, si a Alex... – se puso a pensarlo Max en voz alta.

– Pues os quiero... Pero no os acostumbreis a que os lo diga. – murmure y me di la vuelta. Había sentido la presencia de Luke detrás de mi. – Dime que la has encontrado. – pedí al ver el rostro serio de Luke.

– Sí, no estoy seguro de si es ella, se ve demasiado pequeña en la carta, pero creo que podría ser ella. – respondió y me pasó una carta de poker. Me quedé extrañada mirándola, analizando si se trataba de la daga. Estaba demasiado mal hecha en ella. Me di la vuelta hacia Max y Scott, con la carta en la mano. Ellos me miraron sorprendidos y luego clavaron sus miradas asesinas en Luke.

– ¿Es la daga? – pregunté y les enseñé la carta.

– Sí... ¿Cómo has sabido dónde está? – me miró preocupado Scott.

– Yo no. Luke sabía dónde estaba, le pedí que fuese a buscarla, para así yo guardarla. Podéis estar tranquilos, no tengo ni idea de como sacar la daga del dibujito. – me quedé jugando con la carta.

– Bueno, vamos a mi habitación. Creo que será mejor que lo veamos y hablemos todo antes de que el llegue. – me metió un poco de prisa Scott.

– ¿Sabias que Scott es gay? – preguntó con curiosidad Alex, dejándome sin palabras. Pensé que el salia con Melody... ¿Cuándo pensaba decírselo? Es decir... Cuando Melody se enterase, la dejaría muy mal. Puede que Scott sea el tipo de gay que no se acepta a si mismo por serlo. – Estoy de broma tonta. – añadió riéndose.

El cuarto de Scott era exactamente igual al que tenía en la casa del grupo. Identico. Me sorprendía un poco el orden que tenía en el. De una estantería sacó un mapa y lo dejó sobre una pequeňa mesa de madera que tenía en el rincón derecho del fondo de la habitación. Max, Luke y yo nos acercamos a la mesa, mientras observabamos con atención el mapa. 

–  ¿Dónde está la daga? – preguntó impaciente Scott y levantó la vista hacia mi. Tragué saliva nerviosa, la verdad es que yo no tenía ni idea de donde estaba la daga y Alex parecía estar ausente. Retrocedió unos cuantos pasos dejándome mirar el mapa tranquila. 

– Alex... Cómo ahora te calles el donde esta, te juro que... – empecé a susurrar en voz baja, después de pedirles que me diesen un tiempo para que pudiese situarme en el mapa. 

– Calma, que estoy aquí, sólo soy incapaz de orientarme en el mapa. – comentó en mi cabeza Alex, dejándome por un lado más tranquila, pero por otro más alterada. 

– Cómo que no... – di un suspiro, cerré los ojos e intenté calmarme. 

– ¿Si cierras los ojos, me lo complicas un poco, no crees? – empezó a provocarme. Abrí los ojos y volví a centrar toda mi atención en el mapa. – Dale la vuelta, que está al reves. – me pidió. Le hice caso y con un pequeňo movimiento le di la vuelta. Unos instantes más me quedé observando el mapa, todo me parecía tan identico... Un bosque, un lago, un castillo, entre ello una ciudad, de nuevo un bosque, otro lago, ruinas de un castillo, una cueva... – Aquí esta! ¿Ves esa cueva? Hay un interruputor que solo gente de la realeza puede activar, cruzas una cascada y llegas. – me dijo todo con exactitud, para yo poder decirselo a los demás. 

– Gracias. – susurré y levanté la mirada hacia los demás. – Chicos, encontré el sitio. – aňadí dirigiéndome a Max, Scott y Luke. Todos se acercaron a la mesa, para poder de nuevo ver el mapa. Empecé a explicarles todo lo que me había dicho Alex, para que estuviesen informados. También se me escapo lo del interruptor, aunque eso lo dije más queriendo, necesitaba lograr convencerles... Y la única forma fue darles más motivos para poder ir. 

– ¿Hey, que estáis haciendo? Os estoy buscando por todo el castillo. – se metió en la situación una perona que acababa de llegar. Sobresaltada, levanté la vista y me quedé mirando a Jack, quien nos observaba fijamente. 

Just My Destiny (Libro 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora