Es Todo O Nada

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-Haz un movimiento en falso y te aseguro de que esta daga acabará en tu corazón y me da igual que seas del Parlamento, Cassandra.- se metió en todo una tercera voz, perteneciente a Dante.

-Esto no es lo que parece.- en la voz de Cassandra empezaron a aparecer rastros de preocupación.

-¿No? ¿Y que es lo que parece?- sentí como Cassandra se había acercado algo más a mi. Supuse que Dante le había acercado a Cassandra la daga.

-Yo... Yo... ¡Es una espía!- levantó la voz y me dió un empujón hacia delante. Casi perdí el equilibrio, de manera inmediata me di la vuelta hacia ellos para poder observar la situación. -Creéme. Nunca te mentiría en esto Dante... ¿Ahora que lo pienso, no deberías estar muerto?- añadió pensando en voz alta. Dante soltó una risa seca y negó con la cabeza.

-Raro, juraría que no estabas ahí. ¿O si?- preguntó Dante, sabiendo que ella misma se había delatado. Cassandra tragó saliva, quedándose sin palabras, observando de reojo la expresión que Dante tenía en el rostro.

Pasaron unos segundos en los que Cassandra cerró una de sus manos, formando un puño con ella, un puño que fue rodeado por una luz azulada. Dante nada más notarlo, no dudo y le clavó la daga en el corazón. Cassandra en esos instantes se quedó sin aire y comenzó a venirse abajo. El vampiro pelinegro retrocedió un pequeño paso y lentamente dejó a Cassandra en el suelo, quien intentaba coger su último aliento.

-Nunca dejaré que le hagas daño a mi hermana.- gruñó molesto y tiró la daga en el suelo, haciendo unos pequeños pero firmes pasos hacia mi. Los latidos de mi corazón cobraron velocidad y cierto miedo empezaba a extenderse en ni interior.

-Juls, calmate, no te hará nada, es Dante.- intentó tranquilizarme Alex hablándome.

No estaba segura de que pudiese controlar su furia. Sin darme cuenta, Dante se quedó parado unos centímetros de mi. Tragué saliva y mi atención se puso en Cassandra y en sus últimos segundos de vida.

-Ella no es tu hermana.- rompió el silencio con sus últimas fuerzas la chica. Ninguno de los dos dijo nada, sólo intercambiamos miradas y vimos como de repente Cassandra desapareció dejando en el suelo un polvo azulado.

Ambos nos quedamos en silencio, no sabía si era por las cosas que había dicho Cassandra o por lo que había pasado.

-Bueno...- se paso la mano por el pelo Dante y después de unos minutos me dedico una mirada. -Veo que no eres la única que tiene la manía de rebuscar en cosas ajenas.- intentó bromear, para que no hubiese tanta seriedad entre nosotros. En mi rostro apareció una seca sonrisa que en seguida desapreció.

-¿Creés qué lo que decía es verdad?- pregunté al ver que era casi imposible sacar de mi mente esas palabras. De reojo observe la reacción de Dante, quien tuvo que quedarse unos instantes pensando en que responder.

-Creo que solo desvariaba por la herida.- pensó en voz alta e hizo unos pasos hacia la cama, en la que se sentó. Sin decir nada al respecto asentí con la cabeza y me quedé pensando en sus palabras. De repente se abrió la puerta de la habitación, en la que apareció Max, quien se llevó toda nuestra atención.

-Creo que tiene razón. La verdad es que... No me esperaba algo así de Cassy, pero algo me dice que si te ha intentado atacar ella, no será ni la primera, ni la última.- dió su opinión Alex.

-¿Qué hacéis los dos aquí?- levantó una de sus cejas Max y cruzó los brazos esperando que alguno de los dos le diesemos una respuesta. -Solo vine a deciros que Scott ya está mucho mejor.- suspiró al ver que ninguno le habíamos dado alguna respuesta.

Just My Destiny (Libro 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora