Cerremos Juntos Estas Heridas

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– Confía en mi, quieres. – gruñó molesto el fantasma de Alex por no creerle.

– Lo siento, pero entiende que son muchas cosas seguidas. – empecé a poner excusa, pero al ver que un rayo violeta lleno la habitación me quedé callada observando que había pasado. El cuerpo de Alex, estaba forzando al fantasma para que le dejé pasar.

– Juliet, como no te bebas el líquido juro que me iré y ya veré como solucionas esto tu solita. – me amenazó clavando sus ojos en los míos. La verdad es que si pudiese, creo que me tiraría dagas o algo. Di un suspiro y con inseguridad me bebí el líquido blanco del frasco.

Sentí un mareo, tuve que apoyarme en la cama para no perder el equilibrio. Alex después de unos segundos se apartó, dejando que el cuerpo de él hiciese lo que quisiera. La mirada del fantasma de Alex no se había apartado de mi. Con sus ojos me suplicaba que no hiciese ningún ruido y llevando el dedo índice a sus labios me señaló que me quedase en silencio.

– No podrás esconderla de mi eternamente. – gruñó furiosos el cuerpo de Alex, dándose la vuelta hacia él fantasma.

– ¿Ah, no? ¿Qué te hace estar tan seguro? – preguntó apartando la mirada de donde me encontraba yo, dedicándole toda su atención.

– Hmm... Tengo a mis informadores muy cerca de ella. ¿Te haces una idea? – sonrió satisfecho, mientras se pasaba la mano por el pelo.

– Jack... – susurró con cierta rabia en la voz Alex.

Jack... ¿Estaba con quien controlaba el cuerpo? Era imposible... Pensé... Que nos ayudaba... Que estaba aquí para... Tragué saliva nerviosa, sentí como las lágrimas se deslizaban por mi mejilla, pero en seguida se secaron al ver que algo seguía pasando en la habitción.

Su cuerpo controlado por otra persona asintió y sin que el fantasma de Alex, se diese cuenta le cogió del empujandole contra la pared. En su rostro apareció una mueca de dolor, se mordió el labio y yo para no dar un grito me tapé la boca con las manos.

– Ahora que lo sabes... Tendré que deshacerme de ti, vampirito. Que pena, hacíais muy buena parejita, pero tranquilo, cuando la mate a ella, quizás os encontréis. – sonrió y hizo que en su mano derecha apareciese una daga, con una cuchilla formada por un cristal que dentro tenía humo azulado.

– No dejaré que le hagas nada. – susurró débilmente Alex, antes de recibir el primer ataque con la daga. Empecé a sentir un vacío en el corazón, como si de repente perdiese todas las ilusiones, los sueños y los deseos. Hice un movimiento brusco, que provocó que una de las enormes ventanas que había al fondo de la habitación se rompiera, dejando miles de cristalitos en el suelo. El cuerpo de Alex se quedó mirando los cristalitos en el suelo. Dejó caer al Alex real en el suelo, herido.

La sangre empezó a hervir en mi, no sabía que hacer, no sabía si arriesgarme y moverme o quedarme quieta. Tragué nerviosa saliva y me quedé mirando al cuerpo como caminaba de un lado a otro en la habitación. Pasó por mi lado sin siquiera mirarme, dió un suspiro cansado.

– Tu pequeña princesa vampira va a ser la siguiente. – pensó en voz alta dirigiéndose a al Alex que estaba en el suelo. Luego su cuerpo dió un chasquido con la mano derecha y desapareció dejándome a mi y al Alex real en la habitación.

Ambos esperamos unos segundos en silencio, algo nerviosa hice unos pasos hacia él.

– ¿Juliet? – preguntó con debilidad Alex. Mis pasos aumentaron, me pise de rodillas delante de él.

– Estoy aquí... – Susurré mientras quise acariciar su rostro, pero sólo logre traspasarlo como un fantasma, dejándome la mano llena de un polvo azulado.

Just My Destiny (Libro 3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora