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"Duele mucho, hyung"

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"Duele mucho, hyung"

El lloriqueo de Jimin le apretó el corazón en el pecho hasta hacerle doler, trató de no ser brusco cuando pasó el desinfectante sobre la herida en el cuello de Jimin y, aunque no era la primera vez que la veía, siempre sentía su estómago revolverse al volverla a ver. A pesar de que ya había pasado casi un mes desde que Jimin había llegado al refugio, la marca no daba muchos indicios de mejora. Si, quizás ya no sangraba tanto pero la abertura seguía siendo demasiado grotesca a la vista.

Yoongi se sentía triste cada que la miraba.

"Tranquilo Jiminie, pronto comenzara a sanar" prometió a través de un susurro, una sonrisa tensa en sus labios.

Jimin suspiró pesadamente pero no volvió a hablar, dejando que Yoongi continuara limpiando la herida en silencio. La marca dolía y no precisamente por los roces que Yoongi dejaba con el algodón, más bien era algo espiritual. El lazo ardía, quemaba su cuello y su pecho como si quisiera calcinarlo vivo, hacia a su lobo gemir desamparado y adolorido mientras el deseo de ir con su supuesto alfa le embargaba.

Aunque ni siquiera sabía quién era el alfa que le marcó.

Cerró los ojos tratando de no pensar en aquella noche que arruinó su vida, en cambio inhaló fuertemente para retener el dulce aroma de Yoongi en sus pulmones, sintiendo a su lobo relajarse lentamente y el ardor en su cuello disminuir. Le gustaba que el olor de Yoongi fuese tan tranquilizante, pensaba que era bastante conveniente que oliera a té de miel y limón pues aquello era verdaderamente relajante y suavecito, olerlo era como una caricia al alma.

"Si sientes que no soportas el dolor me dices y le pregunto a la doctora qué hacer" pidió Yoongi mientras tomaba las gasas y vendas en sus manos.

"Esta bien"

Y no volvieron a hablar mientras el mayor se encargaba de colocar las gasas sobre la herida cubriéndola por completo, después envolvió el cuello del menor con lentitud y delicadeza, procurando ser cuidadoso para no provocarle mayor dolor. Una vez terminó, tiró los algodones usados al tacho de basura y se sentó sobre el colchón para acariciar con dulzura los cabellos rubios de Jimin.

Lo que más quería era ver a su dongsaeng sano y sin dolor, pero sabía que el tiempo podría ser muy lento cuando se lo proponía y eso le angustiaba el corazón.

"¿Quieres comer o prefieres dormir, cachorro?" preguntó el mayor despacio, sus dedos largos paseándose entre las hebras doradas del menor.

"Quiero mimos" susurró Jimin, tan bajo que Yoongi apenas pudo escucharlo.

El omega azabache sonrió y asintió, quitando las pantuflas que protegían sus pies del frío suelo y se subió con cuidado sobre la cama, sentándose allí y dejando su espalda apoyada contra la cabecera para después abrir sus brazos invitando a Jimin a recostarse sobre su pecho.

without alphas | jimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora