Capítulo 11

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~«No hay un sitio que huela tanto a libertad y progreso como este»

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«No hay un sitio que huela tanto a libertad y progreso como este».  (Telegrama del príncipe Evan desde el desarraigo, 31/7/2035).
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—Estabas desaparecido, Sir —le dijo Stone—. ¿Mucho entrenamiento?

—Mucho entrenamiento. Y una noche en prisión.

Unas gotas de café escaparon de la taza de Doron, fruto del sobresalto. Apenas pudo evitar que la taza se escapara de sus manos y se estrellara contra el piso. Una oleada a café negro inundó la sala, y Stone frunció la nariz.

—¿Cómo dices? —preguntó Doron, sorprendido, mientras limpiaba las manchas de su remera.

—¿No se enteraron? —Su pregunta era retórica.

Sirhan agradeció que ningún entrometido hubiera difundido mentiras y comenzó a relatar los hechos con emoción. Café de por medio, les contó sobre Wyatt, Pie Grande, Ted, Alexander y James. No olvidó los incidentes con los Ases de Picas ni el ejemplar trato del oficial rubio.

—El tipo me llamó «Negro de mierda» y me ordenó que subiera al coche. Me vigiló todo el viaje por el espejo retrovisor y me obligó a entrar a una celda a base de empujones. «Nada de papeleos, ¡a la jaula por negro!» parecía decirme.

De pronto, se hizo el silencio. Sus miradas se encontraron y no necesitaron ni una sola palabra para entenderse. Sirhan asintió con una sonrisa triste y se sirvió un poco más de café. Más pronto de lo esperado, Stone rompió la calma:

—¿Hablas de Jim Cown? —preguntó a quemarropa.

La taza de Sirhan se hizo añicos contra el suelo y el piso se tiñó de marrón. Jamás había mencionado el nombre de Jim, y Stone había acertado a la primera. «Adiós café fuerte y estabilidad emocional», pensó mientras buscaba algo para limpiar el enchastre.

—Supongo que eso es un sí —dijo Stone, divertido, mientras lo ayudaba a fregar el piso.

—¿Cómo adivinaste? —preguntó Sirhan en un titubeo.

—Hay muchos rumores sobre Jim, pero solo te diré una palabra: Donaghmore. La próxima vez que vengas, te diré qué significa.

—Acepto el trato —dijo Sirhan, divertido.

Doron recogió los restos de porcelana con una escoba, y Stone escurrió el trapo en el lavabo. Todo estaba en orden. Sirhan volvió a sentarse, le dio un buen bocado a una shortbread y esperó a que los hermanos regresaran. Aún tenía mucho que decir.

Sin retorno © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora