Capítulo 2: Cita a ciegas

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"¿Podrías presentarme a alguien confiable? Ya no seré exigente con los requisitos de hombre que busco. ¿Cómo es que hasta ahora todavía no tengo novio? Creo que mis estándares no son tan rigurosos, ah. ¿Mi vida es mala? ¿Es esto lo que le pasa a un pasivo como yo? ¿Tengo que ser un pasivo soltero... pasivo... para siempre?".

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Finales de otoño. Guangzhou, Tangxia[1].

Chi Xiaoduo montó su bicicleta y salió del tráfico denso de la ciudad. Al pasar por la intersección, visualizó a un anciano al borde de la carretera vendiendo magnolias blancas.

Como ya era invierno, el adulto mayor se estremeció incluso vistiendo ropa de algodón. Chi Xiaoduo continuó adelante con su bicicleta, adquirió una flor de magnolia a diez yuanes y le dijo al hombre que cerrara el puesto temprano. Después, fue a la tienda y compró una caja de comida para cenar en casa.

Ir a trabajar, terminar la jornada laboral y comer solo. Así era su rutina.

Una vez en su hogar, Chi Xiaoduo usaba sus audífonos, miraba "El gran emperador Kangxi[2]" mientras reía y comía.

Posterior a ello, sacó la basura y limpió el piso. Frente a las desoladas cuatro paredes de la casa, Chi Xiaoduo inclinó la cabeza al ritmo de la música al mismo tiempo que hacía las tareas domésticas y regaba las plantas.

Al terminar de limpiar, se bañó. Cuando miró su teléfono, vio que eran las 10:20 p. m. Ya era hora que durmiera. Por lo tanto, arregló la colcha, apagó las luces y se fue a la cama.


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Cuarenta minutos más tarde, se escuchaba un ensordecedor programa de televisión junto a una anciana que reía histéricamente. Chi Xiaoduo golpeó la pared y rugió.

—¡No hagas ruido!

El joven se levantó y volvió a golpear la pared mientras gritaba—: ¡Son las once!

Regresó a la cama, pero de repente el sonido de la televisión aumentó. Mañana tenía que trabajar; sin embargo, el estruendo lo estaba volviendo loco. Se obligó a salir y pateó la puerta de al lado. Golpeó y suplicó hasta que el ruido se calmó. Ante eso, finalmente volvió a la cama exhausto.

Pero al ser despertado por el sonido, Chi Xiaoduo se encontraba completamente despabilado; por lo que empezó a dar vueltas en el colchón. Buscó su celular y luego entró a Weibo. En ese instante, recibió una llamada, la cual respondió y dijo con cansancio—: Hola.

—Oye, pez Xiao, ¿cómo van las cosas con el chico que te presenté hoy? —habló una voz masculina al otro lado de la línea con una sonrisa.

En los veintiséis años de la vida de Chi Xiaoduo, aunque le gustaban los chicos, nunca se enamoró de nadie. En primer lugar, no se atrevió. En segundo, no se decidió si realmente le gustaba y, por último, no se permitió perder el tiempo ligando.

—Ni lo menciones —respondió Chi Xiaoduo—. ¡Ese tipo ya está casado!

—¿Qué? —El contrario estaba sorprendido—. No, ah, me dijo que no tenía a nadie.

—Ya decía yo que algo no estaba bien cuando lo vi. Después de conversar por un tiempo, presumí y le dije que también encontraría alguien con quien casarme. Como resultado, se entusiasmó y me enseñó cómo engañar estando en matrimonio... Eso es lo que pasó.

Aviso Posterior al Entrenamiento: Exorcista Registrado de Primera Clase NacionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora