Capítulo 11: Mudanza

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"Le pagaría diez mil o veinte mil yuanes al mes".

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Media hora después, el sol salió y Xiang Cheng tomó la soga roja mientras Chi Xiaoduo se aferraba a su espalda. Ambos bajaron lentamente hacia el suelo. El hombre agarró la Cuerda para Atar Yaos, chasqueó los dedos y formó un círculo en el aire con ellos.

La soga, que estaba atada alrededor del cuello de la estatua de Guanyin, se desató y cayó.

Las piernas de Chi Xiaoduo temblaron y casi se derrumbó. Xiang Cheng, con el joven en su espalda, corrió hacia el Land Rover. Retrocedió para recoger sus cosas, destruyó la escena del crimen, tomó a los guardianes de piedra y abandonó la montaña Lianhua.

—¿A dónde vamos? —preguntó Chi Xiaoduo—. ¿Por qué no regresamos a la posada? No puedo continuar, tengo mucho sueño.

No indagó sobre lo que había sucedido; su mente se hallaba completamente confundida.

Xiang Cheng comentó—: Primero ve a dormir y cuando te despiertes, te lo explicaré.

La otra parte contestó—: No te irás, ¿verdad?

—No —respondió—. Ve a dormir.

Xiang Cheng puso la capucha de su chamarra deportiva en la cara de su acompañante. Chi Xiaoduo estaba somnoliento y cansado, se recargó en el asiento del copiloto. De repente, pensó en algo: «¿Realmente existen los yaos en este mundo?».

Su abuela se lo había dicho antes, cuando él era muy joven, parecía que se había topado con extrañas cosas negras.

Se encontró con "eso" en una playa... Tenía una sensación similar al monstruo de hace unos instantes; pero los de aquella vez, uno era un pez y el otro era un pájaro... Chi Xiaoduo meditó para sí mismo, adormilado, que este mundo era realmente mágico. No era solamente Xiang Cheng atrapando yaos, sino que también estaba ese gran pez negro que conoció cuando era niño... Su mente fue un caos, sin embargo, gradualmente se quedó dormido.

Xiang Cheng vestía una camiseta hecha jirones al mismo tiempo que conducía de regreso a Guangzhou. Se estacionó frente al club, entró a buscar la botella de rapé, se cambió de ropa, volvió al auto y cerró la puerta.

Destapó la cara de Chi Xiaoduo que se hallaba cubierta con la capucha. Dormía profundamente, respirando de una manera uniforme, mientras los rayos del sol caían en su rostro.

El hombre lo observó por un momento, luego miró la botella en su mano, aparentemente indeciso.

Un pequeño pájaro platinado voló hacia la ventana del vehículo y vio a Xiang Cheng.

Él le dijo al ave—: No dirá nada, no hablará de esto. Esta vez, lo prometo, solamente esta vez.

El pájaro inclinó la cabeza, sus ojos brillantes reflejaron el hermoso rostro del contrario.

Xiang Cheng suspiró. Extendió la mano y acarició la cabeza de su acompañante.

—Lo siento. —murmuró con seriedad, luego destapó la botella de rapé y la agitó en la cara del joven.

Chi Xiaoduo estornudó, giró incómodo la cabeza y después continuó durmiendo.

Xiang Cheng guardó silencio durante mucho tiempo. Apoyó la mano en el volante y luego la cabeza con cansancio. Después de un rato, se acomodó, fumó un cigarro, tiró por la ventana las cenizas y manejó hacia Panyu.

Aviso Posterior al Entrenamiento: Exorcista Registrado de Primera Clase Nacionalحيث تعيش القصص. اكتشف الآن