Capítulo 19: Sometiendo demonios

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"¡Ayuda, aaaaah!".

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—¿Estás herido? ¿Quién eres? —Sintió que el yaoguai probablemente no comía niños; al menos, en ese momento, no tenía la fuerza para hacerlo.

El monstruo gimió, y Chi Xiaoduo comentó—: Iré a buscar un médico, espera... espérame.

La otra parte cerró los ojos; justamente cuando el chico estaba a punto de salir, descubrió que la marea había subido, así que ahora solamente podía sentarse al lado del monstruo.

—¿Qué tal si te arrastro hacia el océano? ¿Puedes moverte? —Chi Xiaoduo actuó como alguien hiperactivo e impaciente; no lograba quedarse quieto, por lo que se levantó para empujar al yaoguai con todas sus fuerzas.

El monstruo dejó escapar un extraño ruido y giró levemente la cabeza, parpadeó.

Chi Xiaoduo probó todas sus ideas, pero no consiguió con éxito mandar al yaoguai al océano. Al final, se dio por vencido y se recargó en el cuerpo de la otra parte, mirando hacia la entrada de la cueva. En esa noche no había estrellas, la brisa del mar lo envolvía todo; el cielo nocturno era una mancha de oscuridad, causando que su piel se erizara.

—A-A-Ahí... no hay yaoguais, ¿verdad? —Se hallaba un poco asustado mientras se encorvaba en el cuerpo del monstruo.

El contrario parpadeó. Chi Xiaoduo recordó que este ser era un yaoguai, pero todavía así, no pudo evitar sentirse temeroso, así que se escondió detrás de su espalda.

El yaoguai cerró los ojos, sumergiendo la cueva en la oscuridad, y Chi Xiaoduo se asustó más. El monstruo se percató de eso, y cada vez que el chico tenía miedo, él abría los ojos; de esa manera, al menos habría un poco de luz en la caverna, causando que el pequeño se sintiera un poco tranquilo.

Sentado, no consiguió conciliar el sueño, y comenzó a estudiar al yaoguai.

Su cuerpo se había podrido, sus escamas se desprendían, revelando la carne ensangrentada putrefacta del interior, que emitía un hedor nauseabundo. Una hélice estaba atascada en su cola, y sus fauces, que no se encontraban completamente cerradas, goteaban lentamente sangre verde.

Chi Xiaoduo se quedó sin palabras. Asomó su cabeza para observar dentro de la boca, descubriendo que la mitad de su lengua fue arrancada por algo.

Los globos oculares del yaoguai giraron antes de mirar hacia abajo, sus pupilas reflejaron la expresión inquieta del chico.

«Tengo tanta hambre y frío...», pensó Chi Xiaoduo. «¿Los yaoguais se comen?».

Para un monstruo de ese tamaño, ingerir un poco no debería ser un problema. Instantes después recordó que el sashimi se podía comer, entonces, si solamente se alimentaba un poco de este gigante, como cuando alguien masticaba un poco de piel que se desprendía del dedo de vez en cuando, no debería dolerle al yaoguai, ¿verdad?

Por supuesto, no se atrevió a comprobarlo.

La marea llegó en exceso, tapando los pies de Chi Xiaoduo.

—Está entrando más agua —Le dijo al contrario—. ¿Tienes frío?

El monstruo seguía jadeando, pero su respiración ya se había calmado, como si temiera asustarlo. Chi Xiaoduo se subió con cuidado a su espalda, evitando la marea helada y húmeda. Posteriormente, encontró algo divertido con lo que entretenerse... podía resbalarse a lo largo de la cabeza del yaoguai, bajar por su columna y usarlo como tobogán.

Aviso Posterior al Entrenamiento: Exorcista Registrado de Primera Clase NacionalWhere stories live. Discover now