Un respiro

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Suspiro cansinamente a la vez que tiraba los papeles que hace nada tenía enfrente suyo en el desordenado escritorio, donde habían hojas por doquier. El aburrimiento e inquietud lo nublaban impidiendo que hiciera su trabajo como era debido. Sólo tenía una sola cosa en mente... O persona mejor dicho. Llevó sus manos a la cabeza desordenando sus rubios cabellos en el proceso con notable frustración, pensando en si ir a verlo de nuevo o no, tenía miedo de recibir la misma respuesta de todos esos días.

― Maldito seas... Ciervo tonto.

Al pasar el día de el beso, mucho a cambiado en su amistad... Pero no puede decir con exactitud qué es lo que ha cambiado, ¡Ya que Alastor no le ha dado la maldita cara desde entonces! Había buscado la manera de dar con el tema, de confesar lo que había descubierto, sobre sus nuevos sentimientos por él, incluso pensó en hacer esas tonterías su los mortales llamaban "cantar serenata" a media noche con ramos de rosas en mano... Pero como le había parecido muy cursi la idea y razonó en que quizás eso no sería del gusto de Alastor.

Y ya no podía aguantarlo más, no podía negarlo; lo amaba, algo que empezó como una simple atracción curiosa, término por ser algo más fuerte, nunca antes, ni siendo un ángel, había sentido esa clase de sentimientos tan nuevos para él, pero los reconocía, Alastor es su primer amor, y tenía que ser sólo suyo, porque no soportaría verlo con alguien más, era un sentimiento de posesividad que desarrollo en esos días al descubrir lo enamorado que estaba de su ciervo, amaba cada cosa de él, desde su reservada personalidad hasta su cuerpo que lo seducía sin quererlo. Este era su tentadora manzana que lo invitaba a pecar. No sabía si estaba yendo muy rápido, o tan siquiera sabía si Alastor sentía lo mismo, quería tenerlo para él toda la eternidad, necesitaba sacarlo todo, pues sentía que si dejaba todas esas cosas dentro explotaría.

Era irónico, nunca había creído en algo tan ridículo y puro como el amor, antes le parecía absurdo, sobretodo en un lugar como el infierno donde todo era un desastre. Pero ahí estaba, muriéndose por cada hueso de ese demonio. Era riesgoso, no lo iba a negar, la sociedad explotaría si se llegaran a enterar de sus sentimientos hacia un demonio de baja categoría, muchos estarían en contra, podrían haber golpes de estados, guerras territoriales, posibles pulgas adelantadas, todo sería una catástrofe... Pero no iba a pensar en eso justo ahora, eran demasiadas cosas para su cabeza.

Cuando realmente quiso decirle a Alastor lo que sentía, lo cual había pasado un día después del beso, había ido a los recintos del venado como si fuera un día común, incluso tuvo la decencia de tocar la puerta, cosa que rara vez hacia, pero para su sorpresa había sido recibido por su sombra, quién con ademanes dio a entender que su amo estaba muy ocupado como para atender visitas.

"Quizás deba darle un poco de espacio"

Fue lo que se dijo a sí mismo, por lo que ese día no insistió más... Pero lo mismo se fue repitiendo consecutivamente, siempre siendo recibido con la misma excusa que ya comenzaba a aburrirle, comenzando a pensar que este de verdad lo estaba evitando, ¿Sería ese un rechazo indirecto...?

― ¡Imposible!―. Exclamo el rey golpeando su escritorio, un poco fuera de sus casillas.― ¿Quién no caería rendido ante mí? ¡Soy el demonio más hermoso y poderoso de todo el maldito infierno! Todos mueren por un pedazo mio...―. Pero recordó que él no es igual a los otros, cosa que odia con todas sus fuerzas... Pero quizás sea una de las tantas que lo enamoró como idiota.― Pss... Esto es una estupidez.

Se levanto del escritorio dejando su trabajo incompleto al ver que ya no podría terminarlo, no con todo lo que pasaba en su cabeza.

xXx


Tocó la puerta con furia, esperando impaciente a que ésta fuera abierta, ya después de haberse decidido a hacer las cosas a su manera (Pues usar el modo pacífico no le funcionaba) estaba dispuesto incluso a pelear contra el servidor de Alastor, ¡Incluso incendiaria la casa si era necesario! Pues sí, estaba dispuesto a todo.

La puerta se abrió, y como lo espero, fue recibido por aquel ser que era lo único cercano a Alastor que ha visto, este dio una reverencia y antes de que se comunicará con aquellas putas señas de siempre, lo interrumpió bruscamente en un repentino acercamiento fulminándolo con la mirada, parecía que se le lanzaría a golpearlo en cualquier momento.

― ¡Ordenó INMEDIATAMENTE ver a Alastor ahora mismo, miserable ser! De lo contrario te destruiré a ti y a esta casa―. Grito sin medirse, incluso parecía que escupiría fuego y dispararía rayos láser por los ojos contra la pobre sombra que nada de culpa tenía.

Pero sin embargo, el "agredido" no se inmuto, sólo amplio su sonrisa al tiempo que se hacia a un lado dándole pasó libre a el rey. Este alzó una ceja entre confundido y sorprendido, sin saber como interpretar esas acciones, estaba preparado para un enfrentamiento, pero no se quejaba.

•Can't Remember That Forget You• (Hiatus-Edicion)Where stories live. Discover now