•"¡Sorpresa!" •

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Era un día normal en el Hotel, todos los habitantes realizaban sus actividades del día a día como comúnmente lo hacían. La linda princesa del infierno estaba en el salón principal junto a su querida novia, Vaggie, charlando animadamente. Niffty hacia las labores de limpieza sin descansar, a pesar de que el hotel ya se veía muy limpio. Luego está Husk, el cual bebía su amado alcohol barato y Ángel sentado en la barra del bar jugando con su querido cerdito de mascota ignorando las quejas de el gato por el escándalo que hacían.

Por ultimo estaba el famoso Demonio de la Radio, con su característica sonrisa haciendo acto de aparición a la estancia. Con su típico andar elegante se acercaba a la princesa, ignorando a todos los demás en el recinto, incluyendo la desconfiada mirada de su novia.

— ¡Charlie! Ya acabo de terminar el papeleo de los próximos proyectos del hotel—. Canturreo con aparente alegría, como siempre actuaba, recibiendo una gran sonrisa de la princesa la cual se levanto dando un paso hacia él manteniendo un limite de distancia.

— ¡Genial! Vaggie y yo nos encargaremos del resto, tú puedes descansar el resto del día—. Respondió amablemente la dulce princesa, sin borrar aquella linda sonrisa de su rostro.

En efecto, el Demonio de la Radio se había dedicado toda la mañana en realizar su trabajo correspondiente, pues deseaba tener la tarde libre para poder practicar un poco en el piano, hacía tiempo que no lo tocaba, así que decidió que ese día lo haría, por lo que no refuto nada en cuanto la princesa le dio tiempo libre.

— Sí, podrías desaparecer de nuestras vidas por unas horas, sería un gran favor de tu parte—. Irrumpió la novia de la princesa, con notable recelo y odio al demonio, cosa que no había cambiado a pesar de que la ayuda de este era muy eficiente, no confiaría en ese extraño sujeto, pero este parecía no importarle, más bien, le divertía.

— ­¡Vaggie! ¡No seas grosera!—. Exclamo Charlie a la de piel gris por su mal comentario, no era una gran idea hacer enojar al Demonio de la Radio, ademas de que ya predecía que el hombre no se quedaría callado y cualquier mal comentario que soltase liberaría la furia de su novia, cosa que no quería. Pero sin embargo, el pelirrojo no se inmuto por el comentario, al contrario, su sonrisa se extendió más.

— ¡Oh, querida! Primero eliminaría sus vidas antes que nada, sería más divertido... Para mí claro ¡Jajaja! —. Su voz sonó burlona pero a la vez amenazante mostrando todos sus amarillentos dientes, el aire se hizo pesado en el lugar, pero ese comentario había hecho enojar a la chica, el cual había sido su objetivo desde un principio.

— ¡Hijo de perra! ¿Te estas bur...?—. Los insultos de la chica fueron interrumpidos al escucharse unos suaves toques en la puerta, que le hicieron dirigir su mirada hacia alla, al igual que los demás, no había ninguna visita planificada para ese día.

Todos detuvieron sus actividades solo para observar la puerta fijamente, con una notable intriga, pero nadie se movía a abrirla, ninguno parecía tener un buen presentimiento, las ansias podían sentirse en la estancia, y la curiosidad estaba presente en cada uno de ellos.

— ¡Seguro son nuevos huéspedes!—. La alegre y entusiasmada princesa rompió el denso silencio de la estancia, y aunque la rubia se acerco a la puerta, lista para recibir a los nuevos invitados, realmente era muy poco probable que fueran nuevos huéspedes, cosa que todos sabían pero prefirieron no decir nada, la princesa se veía emocionada.

Incluso Fat Nuggets estaba inmóvil en los brazos de su dueño, también curioso de saber quien era la repentina visita, nadie respiraba. Alastor empezó a sentir una extraña sensación repentina, tampoco tenía un buen presentimiento, algo le decía que se fuera de ahí lo más pronto posible, y sabia que más tarde se arrepentiría de no haberlo hecho. Hasta que por fin la princesa abrió la puerta con una enorme sonrisa de oreja a oreja.

•Can't Remember That Forget You• (Hiatus-Edicion)Where stories live. Discover now