Esperanza

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No importa, voy a encontrar a alguien como tú

Deseo todo lo mejor para ti, también

No me olvides, te lo pido,Recuerdo que dijiste:

"A veces el amor dura, pero otras en cambio duele.


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La voz del demonio fue invadiendo el recinto en una suave y tétrica melodía mientras se movía de un lado a otro en la cocina, parecía una mariposa; revoloteando con gracia y belleza por un campo de flores mientras tarareaba con eufonía.

— Sunday is gloomy, my hours are slumberless. Dearest the shadows, I live with are numberless—. El lento ritmo estaba marcado en cada palabra que salía de su boca. Estaba tan abstraído en lo que hacia, pues cocinar para él era una labor que consideraba entretenida, su mente se distraía de cualquier cosa que la turbase, como cierto demonio de blanco por ejemplo.


— Let them not weep, let them know that I'm glad to go Death is no dream, for in death I'm caressing you With the last breath of my soul I'll be blessing you Gloomy Sunda

Después de aquel dichoso día en el que había pasado por el bochornoso momento de sonrojarse frente a su mismo rey, a causa del mismo, ha comenzado a sentir algo... Particular, por Lucifer, un gusto desconocido de tenerlo a su lado. Algo desagradable debería admitir. Le desagradaba que le guste tanto su presencia.

— My heart and i have decided to end it all.

No iba a decir que estaba enamorado o le gustaba, sentimientos como esos eran muy absurdos y no tenían sentido para él, por lo que descartaría esa idea de su lista de opciones. La cual estaba en blanco.

— Gloomy sun... Lucifer, ¿Cuantas veces te he dicho de entrar sin tocar y espiar?—. Dejó de hacer lo que hacia por un momento, al darse cuenta de otra presencia en el lugar.

Casi al instante, la figura de Lucifer apareció detrás de Alastor con una enorme y bonachona sonrisa de oreja a oreja. No era la primera vez que entraba a la casa sin permiso o espiaba a el de rojo.

— Que es de mala educación y incorrecto, pero sabes que rara vez te hago caso—. Dijo como si nada, esperando no recibir otro de los aburridos sermones de Alastor.

— Pero qué gracioso...—. Está de más decir que la relación entre ellos ha mejorado con el pasó de los días, el de rojo había dejado las formalidades con Lucifer y ahora lo trata con más soltura y confianza por lo que su amistad se había fortalecido. Ya se consideraban grandes amigos.— Llegas justo a tiempo para la cena—. Canturreo apagando la cocina, dejando escapar un silencioso suspiro de resignación.

Volteó finalmente a ver a el de blanco, y por un momento deseo no hacerlo pues de nuevo sintió aquella sensación que tanto le molestaba. Estaba feliz de verlo.

— Antes de eso, ¿Te gusta mi nuevo traje? ¡Lo adquirí hoy y me encanta!—. Dijo el rey con notable emoción mientras extendía sus brazos y daba media vuelta para mostrar mejor su "nueva" vestimenta.

—A mí me parece igual a los otros—. Lo miro de arriba a abajo buscando una desemejanza a los otros trajes del rubio.

— ¡No es igual a los otros!—. Reprocho el contrario frunciendo su ceño como niño que comienza un berrinche. Alastor sonrió divertido.

— Claro que la tiene... Te colocaste mal los botones—. Señaló, mientras se acercaba a este parándose frente a él con la mirada en el fallo; un botón insertado en donde no debería, dando como resultado uno sobrante.— Ya estas un poco mayorsito, Lucifer—. Se burló mientras arreglaba el error con calma.

— ¡No está mal...! Es la nueva moda—. Dijo como excusa, sintiéndose avergonzado, pero le era agradable ese momento, sentía una grata tranquilidad.

— Sí claro... Ya está, ahora sí está perfecto—. Al acomodar los botones correctamente, dio un pasó atrás para ver mejor el traje en el rey.— Pues sí te queda espléndido—. Aún no le veía diferencia al dichoso traje, pero fue sincero con su respuesta, siempre le había gustado su forma de vestir. El contrario sonrió complacido.

— Puedo ordenar uno para ti, ¡Así estaríamos combinados!—. Dijo el rey con entusiasmo a su nueva idea, a lo que Alastor lo corta con una suave carcajada.

— Tendré que negarme a esa noción. El blanco no es mi color—. Al decir estas palabras le dio la espalda al contrario nuevamente para poder acercarse a los estantes de la cocina y sacar dos platos de la misma al tiempo que su sombra aparecía a su lado.— Sirve las porciones aquí, por favor—. Le dio los dos platos, a lo que este los tomó mientras asentía, procediendo a hacer lo que su amo le ordenó. Siendo observado por la mirada aun confusa de Lucifer.

— ¿No te gusta el blanco...?

— No es que me desagradé, es sólo que siempre me ha parecido un color muy inmaculado, fácil de ensuciar, por eso evito usarlo, no se vería bien en mí... Prefiero el rojo—. Volvió su apacible mirada al rubio, dándose cuenta que este se había acercado a él, siendo separados por tan sólo dos pasos.

— ¿Y qué te detiene a ensuciarlo?—. La voz de Lucifer se escucho gruesa y suave, provocando que el pulso de Alastor se acelere.

— Pues... No sabría como responder a esa pregunta...—. Por más sorprendente que soñara; titubeo. La cercanía y la penetrante mirada del demonio lo habían dejado en blanco, pero aún así no pudo dejar de observarlo fijamente.

— ¿Sabes?... El rojo se ha vuelto mi color favorito, porque me recuerda a ti...

•Can't Remember That Forget You• (Hiatus-Edicion)Where stories live. Discover now