Capítulo siete: "[Des]conocidos".

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"Eres la luz en mi más profunda y oscura hora.

Eres mi salvadora cuando caigo.

Y puede que pienses que no me preocupo por ti,

cuando en el fondo sabes que sí".

How deep is your love? - Bee Gees.

Ante el vapor del café caliente, aún no puedo dejar de pensar en lo que pasó hace unas horas. El viento frío de la mañana, solo me hace recordar lo tan pesado que pueden ser las amanecidas y luego dar un paso al nuevo día como si nada. Es tan agobiante, aunque si uno piensa que es fácil, está muy equivocado... y es peor, cuando tienes tanta carga emocional juntada con estrés.

Suelto un largo bostezo, antes de mirar mi reloj de mano. Dentro de dos horas, tendría que ir a la universidad por un examen parcial para mi especialización y, aun así, la persona que espero no aparece por ningún lado. Empero, eso no detiene a mi mente de rememorar todo.

Una sonrisa de lado aparece en mi rostro, pero es borrado súbitamente cuando alguien da un chasquido de dedos frente a mi rostro.

—Alissa, ¿me esperaste mucho? —Formula sin más, mientras un poco de sudor aparece por su frente—. No me acostumbro al horario mañanero, ¡lo siento!

Suavizo una sonrisa, y le hago gesto para que tome asiento.

—Discúlpame por el susto de la madrugada —desvío la mirada, y me centro en las flores que adornan la cafetería—, y más por hacerte venir a esta hora... Pero necesito contarte sobre lo que me sucedió, y no sé si estés enterado.

Frunce el entrecejo, pero hace el ademán para que continúe. Aunque yo no sabía, él estaba consciente de todo, porque Sixx le había llamado antes del plan y lo que estaba decidido hacer para reivindicarse... A pesar de que, fuera drogado y alcoholizado.

—Nikki fue a verme —murmuro con timidez, a la vez que juego con mis dedos—. Fue tan extraño todo, porque siempre me trató tan cortante y ahora, se mostró tan espontáneo y dulce.

—¿Estamos hablando del mismo Nikki Sixx? —pregunta entre risas irónicas.

Al ver que el mesero se acerca nuevamente a nuestras mesas, Tommy hace señal para que vuelva luego.

—Eso mismo le pregunté —escupo con efusión y conmoción—. ¿Nunca fue así?

—Digamos que él no es del tipo cariñoso y menos, dulce —objeta apuntando a la mesa, al mismo tiempo que saca un cigarrillo y me señala para que tome uno, por lo que niego con la cabeza. Él, de vuelta, suelta una risa y con la otra mano se soba la parte baja de su cabeza—. Nunca lo fue, ni con sus novias.

Abro la boca, ante la respuesta, porque me crea más dudas que respuestas.

—Pero prosigue, Alissa, me gustaría saber que te tiene tan martirizada.

Me hundo en mi asiento, ante la mirada penetrante de Tommy Lee.

—Está bien... Te contaré.

Al estar sentada sobre el asiento de la motocicleta, no pude dejar de sentir sus manos viajar por mi cintura, y del temor creciente de caerse, si es que yo no manejara bien. Escucho que repite en broma y con un tanto de sarcasmo, cuando acelero por el boulevard: "Sé que me diste una vida más, pero no me mates, por favor". Eso fue suficiente para hacer más placentero el momento, porque no dejábamos de reír.

Es como un juego de niños, como la mejor de las caricias y mimos. Porque pude sentir completamente que es solo él mismo, y no la coraza de niño malo que siempre tiende a mostrarme. ¿Será el cambio para bien? Si es que no dura mucho, sé que al menos disfruta de mi compañía.

Dulce hogar. |Nikki Sixx, Tommy Lee|Where stories live. Discover now