{veintitrés}

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//Capítulos finales\\

Me giré para ir hacia el baño, en un momento Justin tomó mi mano y me pegó a su cuerpo.

Nos miramos a los ojos. Sentía escalofríos a través de todo mi cuerpo cuando sus ojos eran tan penetrantes... Parecía como si quisiera meterse en tu piel.

Mordí mi labio levemente y Justin sonrió.

—Ponte algo sencillo, tampoco es que sea un sitio tan elegante—, dijo acariciando mis labios.

Asentí levemente y sus labios se posaron sobre los míos, dándome un lindo beso. Sonreí y creo que hasta me sonrojé un poco.

Caminé al armario y cogí algo de ropa veraniega, después fui al baño y me cambié.

Mi outfit consistía de una falda blanca, un top negro, de unas medias negras y unas zapatillas blancas.

Arreglé mi pelo con mis manos y salí del cuarto de baño.

Justin levantó la mirada para verme y se mordió el labio.

—Oh nena, lo que te haría ahora mismo—, susurró lamiendo sus labios.

Reí y me acerqué a coger mi móvil. Sentí la mano de Justin sobre mi nalga. Eso me encendió.

—Solo te escapas porque quiero desayunar—, dijo con un tono demasiado sensual.

Salimos del campamento y un coche negro esperaba allí aparcado. Justin abrió mi puerta y pasé. Una vez acomodada, Justin estaba ya en el asiento de al lado.

El interior del coche era muy lindo. Había una ventanilla negra para que el conductor no viera lo que pasa atrás.

—No puede ver ni escuchar—, susurró Justin cogiendo mi mano. Sonreí y besó mi mano.

—No seas tan caballero, Bieber—, dije mirándole a los ojos—. Los dos sabemos que no lo eres tanto—, susurré.

—Mmh, no hagas que me arrepienta de ser todo un caballero contigo—, dijo y yo reí.

—Te amaría igual—, susurré.

Sus labios se tornaron a una sonrisa, haciendo que sonriera también.

Se inclinó hacia mí y capturó mis labios en un lento y dulce beso. Acaricié su cuello, atrayéndolo más hacia mi. Su mano subió por mi muslo, debajo de mi falda. Le mordí el labio y él gruñó.

—Ahora no, cariño—, susurré separándome levemente de sus labios.

Justin sonrió y asintió.
Hablamos un buen rato sobre cosas estúpidas y también tomamos algunas fotos.

En no se que momento, el coche se paró. Miré a Justin y este se bajó sin decir nada.

Iba a bajar también, pero mi puerta se abrió gracias a Justin. Tomé su mano y salí.

Observé el lugar detenidamente.

—Es mi casa—, susurró en mi oído.

Mordí mi labio. Por Dios, que casa más grande. ¿Cómo vive solo aquí? Yo me moriría sola.

Caminamos hacia el interior, donde todo se veía caro y hermoso. ¿Por qué me ha traído aquí?

—Vaya, tu casa es impresionante—, reí—. ¿No te da cosa vivir solo aquí?

—Mis amigos siempre están conmigo, pero hoy es como que los he echado para que no te incomodaran y te comieran con la mirada—, dijo riendo y me llevó a la cocina.

Alucinante... Su cocina era más grande que mi casa en New York.

—Tampoco me habrían incomodado, a lo mejor las miradas sí, pero nada más—, dije sentándome en un taburete.

G A M E S. {Justin Bieber} #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora