𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐁𝐄 𝐘𝐎𝐔𝐑𝐒 (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)

𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘥ó𝘴.

LEAH

—ruel, ruel, ¿qué no me escuchas?— pregunté cansada mientras tomaba su brazo e intentaba levantarlo. shawn y connor habían planeado esta fiesta de disfraces luego de que terminara el concierto y la verdad era que no estaba saliendo nada bien. bueno, al menos no para mí.

no me estaba divirtiendo ni un poco.

connor estaba cantando completamente desafinado junto a coco en el pequeño escenario que había del otro lado de la habitación, shawn estaba bailando mientras hacía videollamada con camila para sentir que ella también estaba en la fiesta, vincent estaba desaparecido y yo estaba haciendo de niñera de ruel, quien estaba tirado en el piso luego de no haber podido sentarse en el sofá al estar tan borracho.

¿quién le había dado alcohol? connor. fue él quien lo retó diciendo que el que pudiera durar más tiempo sin parpadear haría beber al otro todo lo que quisiera.

no hace falta mencionar quién perdió.

—pesas mucho.— me quejé haciendo el mayor esfuerzo para que se pusiera de pie. se apoyó contra la pared y me miró como un perrito regañado.

tenía una cara de tonto que me daban ganas de pegarle.

—¿me estás diciendo gordo?— me preguntó ofendido, tratando de soltarse de mi agarre y haciendo berrinches —no, no me toques, déjame, ¡violación!— chilló dando manotazos al aire. suspiré tratando de encontrar la paciencia suficiente como para no terminar dándole un golpe en la cara. ya tenía como diez minutos tratando de ayudarlo y lo único que hacía era reírse, quejarse y hacerme esto más difícil. estaba pensando seriamente en dejarlo aquí tirado y solo irme a dormir.

pero no podía hacerle eso porque lo quería mucho. y porque nate iba a matarme si perdía a la razón de sus ganancias.

—ruel, no te estoy haciendo nada así que ya deja de hacer dramas y de gritar.— dijo enfadada, mirándolo con el ceño fruncido. él se quejó en silencio y luego hizo un puchero, mirándome como tonto sin decir ni una sola palabra —¿qué?— pregunté confundida.

—¿por qué me regañas? leah, yo te quiero mucho y tú me hablas en ese tono tan feo. no me quieres, ¿verdad?— me preguntó con una mueca de tristeza muy exagerada, fingiendo que iba a llorar en cualquier momento.

quería patearlo.

con cariño, pero patearlo.

—¿si te digo que te quiero te vas a callar y me vas a dejar ayudarte?— suspiré frustrada.

—claro que no.— se cruzó de brazos, dándome una mirada resentida —no cuenta si no sale de tu corazón. si lo vas a hacer por las malas mejor ni me digas nada.— giró su cabeza de forma dramática y cerró los ojos para no mirarme.

—ruel te juro que si no pones de tu parte te voy a dejar aquí y vas a dormir ahí tirado.— dije de mala gana con los brazos cruzados.

—bueno, pero ya no me hables así.— se quejó tomando mis manos y ayudándome a ponerlo de pie. bueno, tratando de ponerlo de pie porque con su peso ambos terminamos yendo directo al piso. me quejé adolorida cuando su codo golpeó por accidente mi costilla.

—¡ruel!— chillé frunciendo el ceño.

—¡perdón, perdón!— se disculpó tratando de no soltar sus risitas —fue tu culpa por no levantarme.

—como si no pesaras tres veces lo que peso yo.— lo miré mal —ya levántate.— dije poniéndome de pie y dejando que lo hiciera él solo. tardó un poco, pero al final pudo hacerlo con ayuda del sofá y la pared.