-No hagan eso en la exposición de otra persona, vayan a su casa, cielos – se quejó en broma Elliot.

-Eso haremos – respondió ella tomando la mano del Clermont mayor- Elliot , te quiero, estoy orgullosa de ti y te deseo todo el éxito que mereces, pero me voy y me llevo a tu hermano. Y cuida nuestro cuadro- finalizó guiñándole un ojo.

Constantine se dejó arrastrar.

-¿Tu casa o la mía? – preguntó Maddy risueña.

-La mía está más cerca, pero en algún momento deberemos hablar sobre esa pregunta – le respondió pero ella no alcanzó a captar el sentido que Constantine le estaba dando.

-Agradezco no haber bebido el champagne, nunca conduje tan rápido a casa – bromeó él cuando llegaron.

Maddy lo tomó de la corbata y lo acercó a sí para besarlo con intensidad.

-Creo que a mí me sentó bien el champagne, porque me siento totalmente borracha, aunque creo que se debe a ti, me di cuenta que de verdad me vuelves loca Constantine Clermont.

-Voy a tener que comprar cuadros más seguidos- le dijo divertido.

- Gracias por ese título.

-Gracias a ti por mejorar mi vida Madeleine de cabello rosa, Madeleine valiente y luchadora, Madeleine dulce y atrevida.

-Palabras, palabras, Constantine, ¿no vas a demostrarlo? – lo provocó, pero amaba que él pudiera expresar así lo que sentía por ella.

-Voy a demostrarlo muy concienzudamente – le respondió y la levantó mientras ella enroscaba las piernas en su cintura, entonces la llevó al dormitorio y cumplió con su palabra.

Maddy seguía remoloneando en la cama y Constantine le llevó el desayuno.

-Vamos, tienes que levantarte para ir a trabajar, ¿recuerdas?

-No quiero, sigo agotada, no me dejaste dormir– le dijo.

-No debiste provocarme- respondió divertido- vamos, bebe el café. Con gusto te retendría, pero ...

-Tengo que ir a trabajar, amo mi trabajo – dijo ella desperezándose.

-Exacto.

-Aunque te amo más a ti.

-Eso es porque aún estás dormida- acotó pasándole el café.

-Te amo, Constantine, y empiezo a sospechar que no voy a curarme de ello, sino que va a empeorar. Que voy a seguir amándote mientras cambias, mientras te superas a ti mismo- le dijo mirándolo con una intensidad nueva, estaba completamente despierta ya y completamente enamorada.

-¿Mientras me hago viejo y pierdo mis encantos?

- Creo que podré descubrir encantos nuevos si te sigo viendo – respondió acariciándole el cabello que tenía húmedo.

-Entonces sigue viéndome Madeleine, si me sigues viendo no voy a perder el camino, creo que puedo ser una versión mucho mejor de mí mismo si tú me miras.

-Trato – dijo ella y le dio un beso rápido- Y vete de aquí ahora, soy una chica responsable con su trabajo.

-Lo sé. Te amo por eso, también. Y te queda media hora para no llegar tarde.

-¡Rayos , Constantine! No pienso volver a beber Champagne– protestó y lo escuchó reír mientras se marchaba de la habitación.

Dos semanas después volvía a llevarla a la cama en brazos, pero porque se había quedado dormida mientras hablaban, había estado trabajando en un caso casi sin dormir durante una semana, y cuando por fin lo había resuelto, quedó exhausta. La había obligado a comer algo ,y luego la había visto entrecerrar los ojos mientras conversaban hasta que se había quedado dormida. Lo había inundado una ola de ternura, aquella mujer había sido como una puerta a sus sentimientos, lo hacía sentir una gama infinita de emociones que nunca había experimentado antes. La cargó con cuidado, la acostó y la arropó. Madeleine era absolutamente independiente, pero él quería estar para ella, porque sabía mejor que nadie que quienes eran más independientes también necesitaban que hubiera una persona en el mundo que los apoyara, que los sostuviera y les diera balance , quería ser esa persona para ella, del mismo modo que Maddy lo era para él. Con ella había bajado todas sus defensas, y le gustaba. La sensación de confiar en alguien, confiar incluso para dejar su vida en las manos de ella, lo hacía sentir más fuerte. Era extraño, había creído que eso lo haría vulnerable, pero había pasado lo contrario.

El lado rosa de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora