Todo está bien.









Isa está en la cocina, prepara algo y lo sirve en tres platos. Ella pone uno en una bandeja y sirve un vaso de agua y antes de caminar, me sonríe con calidez.

Entones se dirige al cuarto de mi madre y desaparece un momento.

Ella regresa un poco después y me extiende la comida mientras se sienta delante mío.

— Espero que te guste.— Me dice mientras ella comienza a comer de su plato.

Pero no tomó ni un bocado, me quedo ahí... mirándola.

Y entonces, el tiempo corre un poco otra vez normalmente y me doy cuenta de lo cansada que luce.

— Te quedaste.— Le digo con voz ronca. Ella me mira un poco impresionada pues no suelo hablar mucho últimamente. — Ayer— Continuó y reconozco un poco a mi Isa cuando sus mejillas se sonrojan. — Te quedaste conmigo.

— Ah— Dice ella y asiente sin mirarme al rostro — Ya era muy noche para irme... lo siento.

— No— Digo tomando su mano. Isa levanta la mirada un poco más valiente. — Gracias.












— Te cortaste el cabello— Me dice Lau mirándome atento mientras descanso en la cama.

Asiento.

Se me había olvidado completamente.

— Te queda bien.— Me dice sinceramente. — En serio, lo hace...

— Gracias.

Lau sonríe con cierta timidez. Viene más seguido, creo... a veces sólo se queda conmigo sentada en la cama. Otras veces me plática sobre la escuela, otras tantas llora conmigo.

Ella saca una guitarra negra como por arte de magia y la miró extrañado. 

¿Ya la traía consigo?

Ella sonríe de lado y se la acomoda en el regazo, la observo curioso.

Ella me mira y dibuja una sonrisa tímida en sus labios.

— Voy a estudiar música. — Me dice, asiento esperando algo.

Ella vuelve su vista a su instrumento mientras sus manos van a las cuerdas de esta.

— ¿Te tocó una canción?

— Eso sería lindo.














Isa está acostada a mi lado, me mira entre la oscuridad. La miró de vuelta, en silencio, me gusta dormirme mirándola a los ojos.

Ella se estremece un poco y se arropa un poco más entre las sábanas. Arrugó un poco mi nariz  y por inercia, estiro mi brazo y la abrazo un poco.

Y mi Isa, se sonroja de nuevo.

— Te quiero.— Me dice y me acaricia una mejilla.

La acercó más a mi con mi brazo, y su cabeza se cuesta en mi pecho. Esta es mi forma de decirle que la quiero, el frío esa noche... es muchísimo menos.








Diego parece distraído.

Me doy cuenta por que se ha equivocado muchas veces al leer en esta ocasión.

Como siempre, trae consigo un cómic que me lee como todas las veces que me visita. A veces trata de que ría un poco con sus interpretaciones de los personajes pero ahora, no ha cambiado el tono de su voz ni una sola vez, ni ha hecho gestos y lleva tres veces tratando de leer la misma línea.

Blue RoyaltyWhere stories live. Discover now