24. ¿Puede oírme, mayor Tom?

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Puedo sentir mi pulso palpitando en mis oídos. El nudo en mi garganta aprieta de manera tan salvaje que tengo la necesidad de carraspear cada dos minutos. Mis manos tiemblan entre mis dedos pero trato de respirar profundamente, convenciéndome de no arruinarlo esta ocasión, de ser valiente...

La miro de reojo, ella luce exactamente igual que yo... quizá hasta un poco peor, sus ojos están estancados en sus zapatos, tiene el rostro rojo y aprieta los labios. Suspire profundamente y la observe encogerse de hombros. Isa y yo estamos sentados en el sillón de su sala, no hemos dicho nada, nos limitamos a mirarnos de vez en cuando, ansiosos. 

Están tan cerca de mí, que si fuera más valiente y estirará mi mano podría juntarla con la suya que descansa en el sillón.

Es mi turno de morderme los labios y me pienso realmente si debería hacerlo, tomarla... por qué me muero por hacerlo y con un coraje que sé que no tengo, estiró mi mano dispuesto a hacerlo, pero ella es más rápida que yo y se levanta del asiento, nerviosa y comienzo a caminar de un lado a otro, frente a mí. 

Suspiró nuevamente, frustrado y me levantó al igual que ella del sillón.

-¿Qué haces?- Le preguntó consternado. Rascándome la nuca. Ella me lanza una mirada cargada de un sentimiento que no logró descifrar, y tuerce sus dedos. 

- No lo sé...

-¿Qué no sabes?...

- ¡Esto!- Nos señala con ambas manos, en un acto de desesperación. Sus lentes se bajan un poco por el puente de su nariz y los sube sin cuidado con un dedo. - ¿Qué se supone que deba hacer... con... con esto?

 Frunzo el ceño, algo indignado de que reduzca mis sentimientos a algo llamado "Esto" pero decido no comentar nada al respecto, así que tomando aire profundamente decido avanzar, moverme de este maldito laberinto que todos llaman amor y doy un paso al frente, hasta estar delante de ella. Su rostro se vuelve a sonrojar y entiendo que es de ese tipo de chicas que se enrojecen por todo y aunque yo juraba que odiaba a ese tipo de chicas tímidas, me trago mis palabras por que Isa me parece tan tierna cuando lo hace.

Jesús- pienso- estoy perdido.

Los lentes de Isa vuelven a caer por su nariz, pero esta vez soy yo quién los acomoda en su sitio. Puedo ver como sus pupilas se dilatan, mientras la miró fijamente y es ahí dónde me doy cuenta de que podría inclinarme y besarla ahí mismo pero me detengo, porque tenemos que hablar. 

- ¿Te... te gusto a ti?- Le preguntó y no voy a mentirles cuando confieso que me siento un idiota preguntando esto, sobre todo por que siempre odié el hecho de decir sentimientos tan abiertamente y por que el momento se siente como una maldita novela que vería mi madre, pero estoy tan ansioso de oír su respuesta, que me entran ganas de vomitar. 

Isabel ni siquiera puede verme sin temblar, su rostro esta tan rojo que presiento puede explotar y por esa reacción, entiendo que cualquier idiota con dos dedos de frente entendería que la respuesta es sí, pero yo no me conformo con su reacción, quiero oírlo. 

Necesito oírlo. 

Así que la tomó del rostro, no tiene escapatoria para no mirarme. Y me encuentro con la sorpresa de que odio que no me miré en estos momentos. Su rostro está tan caliente que me contagia su calor y me derrite por completo. 

- ¿Te gusto?- Y hace esa clase de puchero, cómo si fuera a echarse a llorar, cómo si se fuera a deshacerse en un segundo y luego, me asombro de nuevo cuando es ella quién lleva sus brazos a mi cuello y me roba el beso.


(...)


- Tienes cara de idiota- Me dice Oliver mientras desayunamos en nuestro comedor. Yo, que había estado soñando despierto sobre la mesa, lo fulminó con la mirada y carraspeó la garganta. -Pareces loco con ese rostro...

Blue RoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora