20. La vida que nos robaron.

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Quizá Cenicienta era mi princesa favorita por que se le había cumplido el sueño de quedarse con el príncipe.

Quizá por qué Cristián me había escogido es por lo que me había sentido- por primera vez en mi vida- tan especial.

Nunca me había sentido especial, jamás.

¿Qué podía esperar yo?

Una chica pasada de peso, con lentes y tímida ¿Qué aventura podía yo esperar que me pasará? A la gente común no les pasan cosas extraordinarias.

Y entonces llegó Cristián, el chico más increíble que alguna vez hubiese conocido, el señor que atraía las miradas solo al pasar.

Cris había traído consigo un saco de expectativas que se cumplieron de golpe, un novio guapo, inteligente, buena persona, con amigos súper interesantes y que me habían aceptado como una de las suyos...

Me hicieron sentir especial, el hecho de ser elegida, me hizo sentir especial...

¿Qué quedaba de ese sentimiento? Ahora viéndolos a seis mesas de distancia, ese grupo de hipsters se ríen estrepitosamente. Realmente la culpa me carcome, por que.... quiero estar ahí.

– Sabes, verlos fijamente no va a ser que vengan por ti– Dijo Lau detrás de mí.

La miró con reproche, eso realmente me dolió, pero cómo de costumbre ella no muestra sentirse arrepentida de sus palabras y antes de que se me ocurra otra respuesta, ella se sienta a mi lado en silencio, mientras come de su sándwich.

– Yo no...

– Claro– Dijo tras una mordida.– No estabas pensando eso.

De nuevo el sentimiento de culpa viene a mí.

– ¿Y Diego?

Se encogió de hombros, realmente, me estaba cansando su pelea, pero también entendía que no era asunto mío, después de todo, ellos dos se conocen mucho mejor que yo a ellos. Aquel pensamiento, me hace sentirme nuevamente apartada.  Cansada, me dirijo a la salida de la cafetería, quizá los días del almuerzo en la biblioteca van a comenzar de nuevo.

(...)

¿Por qué será que el orgullo termina venciéndonos a toda costa? Mírame a mí, mi orgullo me ha llevado lejos en esta ocasión.

Sé que es infantil enojarme con Laura por tener secretos con Diego y que no me incumben a mí, y se qué estoy siendo orgullosa negándome a que Diego me lleve a casa, sé que es mi orgullo lastimado no darle una oportunidad a Cris para darme una explicación, es mi orgullo el que me impide decirle a mis viejos amigos que los extraño mucho.

Jodido orgullo que me hace huir en cada ocasión como esta, en hacerme sentir que no vale la pena intentarlo, en hacerme sentir pequeña e indefensa, en hacerme cobarde.

- Sabes- La oscuridad, de repente se dispersa y delante de mi el rostro de Adam me miró divertido, mis ojos se agrandaron exageradamente y entonces, casi como un milagro, comencé a creer en las casualidades.- empiezo a creer que el destino nos quiere juntos.

Adam soltó una de esas sonrisas burlonas que tanto lo caracterizaban, me quedé como una idiota mirándolo. Adam cambió su expresión divertida a una incómoda, supuse que lo estaba haciendo lucir como un demente. Al final, carraspeó:

- Vine a ver a tu mamá- me dijo, como queriéndome explicar su repentina aparición- Va a inyectar a Oli.

Y sólo entonces me percaté del niño que colgaba de su mano. Oli me sonrió a través del cubre bocas que llevaba puesto y tuve que parpadear tres veces antes de responder.

Blue RoyaltyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora