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Hubo tan buena receptiva con el capítulo anterior—votaron tanto—, que decidí apremiarles con otro capítulo hoy. Si es que esto se siente como un premio para ustedes.

Las aprecio tanto, todos sus votos, sus mensajes, que me sigan me alienta y me hace creer más en mí. Hace 7 años escribo, pero no he sido constante, no desde hace mucho. Todos los días intento mejorar, ser más pulcra, ser más coherente con lo que escribo y lentamente lo estoy logrando.

Hoy limpié mi feed, ahora sólo podrán encontrar esta historia. Seguramente en el futuro la editaré pero la trama no cambiará.

Ya se acerca el final de Matrimonio a la renta, ustedes lo sienten también.

Después de esto se vienen dos proyectos que estoy construyendo con cautela, con el fin de seguir en este proceso de mejora continua.

Espero se encuentren bien, les deseo que estén seguras, las aprecio con mi alma y espero que sigan decidiendo ser parte de mi familia lectora todos los días.

Por cierto, cambiamos portada. JIJIJI

XOXO

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Still October.

Como almas débiles y endebles termino accediendo a marcharme con él, porque así éramos la mayoría de las mujeres; Masoquistas, tiranas y de una horrible memoria que a corto plazo fallaba de manera contundente.

En especial con esos hombres tóxicos que gustaban de lastimarnos una y otra vez.

«Pero no me culpaba», por lo menos no del todo.

El gesto brutal de Blake y su colega guarro de piso contra Noah habían disparado en mí un instinto casi maternal, pero evidentemente detonado por otro tipo de amor. Ni siendo la mujer más fría o desalmada de la tierra, me iba a permitir a mí misma dejar ir a Noah con un labio sangrante, un ojo moreteado, una sonrisa a medio dudar y el alma rota.

No podía, ni física ni emocionalmente.

—Ya, sé que me estás odiando pero ve más despacio. Todo ahí duele— Gimotea Noah en el momento en el que el algodón con desinfectante roza su labio.

Me veo tentada a reír, pero mi rencoroso yo prefiere callarse y continúo desinfectando su área sin dedicarle demasiada atención a sus ocurrencias. Por lo menos no a un nivel demasiado personal.

Él nota mi negativa a simpatizarle y una vez más abre la boca en un intento de hacerme entablar una conversación amena con él.

—De uno a diez, ¿Qué tan molesta dirías que estás conmigo?— Cuestiona magullado pero carismático como si toda la gravedad del caso ya no estuviese ahí, como si simplemente estuviésemos teniendo una discusión sobre el cereal que teníamos en la alacena mientras yo sanaba las heridas de un golpe cualquiera.

Le veo a los ojos seria y con el gesto, toda diversión desaparece de él.

—No estoy simplemente enojada Noah, estoy dolida— Respondo con la profunda intención de continuar arrebatándole el humor burlón que traía y con éxito, lo logro —, Si estoy aquí curando tus heridas es porque a pesar de lo que hubieses hecho, no merecías que te rompieran la madre.

—¿No lo merecía o no lo querías?

«Tal vez sí lo merecías»

—Por más que sienta detestarte, jamás querría que algo malo te sucediese. No soy una mala persona y eso me diferencia de ti— Clamo a secas, sin mirarle mucho a los ojos pero espetando una cantidad de veneno que esperaba, le llegara hasta la aorta.

Matrimonio a la rentaWhere stories live. Discover now