Capítulo 09

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Cuando en Ahch To sintió la llamada de la cueva que estaba en lo más hondo y profundo de la isla, había acudido cautelosa, acercándose gateando hasta el borde para ver que había en el agujero en el suelo del que surgían oleadas de energía. La curiosidad y una extraña necesidad dieron paso al miedo cuando algo la agarró de repente y tiró de ella hacia la oscuridad. Golpeó la superficie del mar que lamía los acantilados y que había entrado en aquella cueva, y se hundió en el agua fría y negra, sacudiéndola hasta lo más hondo de su ser. La Fuerza también estaba allí, alzándose junto a las olas del mar para hundirla, pero también para empujarla hacia la orilla con la misma intensidad. Y Rey solo pudo dejarse guiar, y al mismo tiempo, luchar.


Saltar al abismo que se abría en Exegol se sintió de la misma manera. La tormenta azul que ocultaba le acarició la piel con energía estática, y ahora la sentía tensa, casi con un cosquilleo que subía y bajaba. Luego atravesó algo invisible que era casi sólido y la niebla densa empezó a diluirse para dar paso a una noche sin estrellas. Una oscuridad sin final que nunca terminaba, daba igual donde mirara, sin horizonte. Caía en el vacío más absoluto. Aunque eso no era completamente cierto, porque estaba la Fuerza.


Su presencia golpeaba cada nervio y cada fibra de su ser con una violencia como nunca había sentido. De alguna forma, comprendió que había cruzado un umbral que llevaba a otro mundo, uno que era el mismo seno de la Fuerza.


Estuvo cayendo por lo que parecía una eternidad, hasta que ya no lo hizo. En un parpadeo, sus pies pasaron de estar en el aire a estar caminando sobre un suelo sólido negro, uno que apenas emitía el sonido de sus pasos y que no reflejaba la luz del sable láser que aún tenía en la mano encendido. Al mirar el sable, Rey vio como la hoja apenas brillaba y tenía un pálido color amarillo en lugar de su habitual dorado, como si la oscuridad que la rodeaba la devorase. Pero aún sentía su calor. Por ahora tendría que ser suficiente.


Rey caminó, concentrándose más que nunca en su vínculo. Si la había guiado hasta allí, seguro que podía seguir haciéndolo. Su unión, que se había intensificado en la boca del abismo, saltaba en oleadas, más en sintonía con el entorno que la rodeaba de lo que había estado nunca, como si estuvieran hechos de la misma esencia. Le recordó a como era antes, cuando eran capaces de tocarse la piel a años luz de distancia, en contra de la lógica y la razón.


Pero por mucho que eso la impulsara a correr en todas direcciones, se obligó a tener la cabeza fría. Siguió caminando en el silencio absoluto, el corazón palpitándole en el pecho, en las sienes, en los oídos. Caminó dejando atrás las dudas sobre la decisión de estar allí y sus preguntas sobre lo que encontraría. Estaba allí y eso es lo que importaba.

Y temblarán las estrellasМесто, где живут истории. Откройте их для себя