8

9.1K 1.1K 1.4K
                                    

- Light, ¿a dónde vamos? - Preguntó el pequeño niño, nada más salieron de la sala. El castaño le dedicó una sonrisa amable y le acarició una mejilla.

- ¿Te apetece dar una vuelta? Te puedo comprar un helado. - Ofreció. La forma en que los ojos de Elle se iluminaron de pronto conmovió de sobremanera a Light.

- ¡Sí! - Gritó.

- Genial - El castaño sonrió aún más al ver al pequeño tan emocionado, con los ojos brillando de alegría. Lo subió a sus hombros de nuevo y salieron sin dificultad alguna del edificio, en busca de alguna tienda de helados.

Era una soleada mañana de octubre y allí afuera, tal y como iban, cualquiera pensaría que eran un par de hermanos pasando el día. Divirtiéndose entre ellos.

- Oye, Light. - Llamó Ryuzaki, una vez hubieron comprado los helados. Se habían sentado en un banco de un parque. Light tenía un helado de avellana y Elle uno de pistacho con virutas de chocolate.

El castaño se giró hacia el niño, dejando una de sus piernas reposada sobre la otra, de forma que podía observarlo libremente.

- Dime, Elle.

- Todavía no entiendo del todo lo que está pasando. - Confesó, rascándose la cabeza y dandole un gran lametón al helado.

Miró al castaño a los ojos. Solo tenía cuatro años, pero era capaz de razonar y nada de lo que había escuchado parecía tener sentido. Él no recordaba haber sido mayor nunca. Sus únicos recuerdos disponibles eran todos sobre Light.

Sin embargo, si el castaño lo decía tenía que ser verdad. L confiaba en Light, era la persona que había estado ahí para él desde siempre.

- Yo tampoco lo entiendo bien, pero intentaré resolverte las dudas que me sean posibles. - Light le acarició el pelo cariñosamente.

Elle apartó la mirada y le dio otro lametón a su helado. Sabía muy bien. Luego observó los niños que estaban corriendo delante de él, siguiendo un balón. No recordaba haber jugado a eso nunca, aunque era posible que sí que lo hubiera hecho. Él había tenido otra vida, una en la que no había conocido a Light hasta que fueron adultos. No podía saber lo que había hecho en esa vida. Tampoco cómo había afectado el entorno en el que había crecido en su personalidad.

- ¿Hay algo en particular que quieras preguntar? - Agregó Light, sacando al pequeño de sus pensamientos. L ladeó la cabeza y observó sus pies que se estaban moviendo, se encontraban colgando ya que no tocaba el suelo.

- A ver si lo he entendido. Yo soy un adulto y trabajo de policía contigo, al parecer. - Recapituló, lentamente. Miró hacia el cielo pensativo - Parece un juego... Supongo que no sabes por qué ahora soy un niño.

Light suspiró. Todos los momentos que había pasado con L antes de que este incidente ocurriera llegaron a su mente. Amistad, peleas, sospechas, cadenas, duchas...

No encontraba nada sospechoso que le pudiera indicar cómo habían acabado en esa situación. Solo recordaba los momentos en los que habían conectado sus miradas, cuando se habían apoyado el uno al otro, todas las conversaciones inteligentes que habían tenido y las muchas veces que habían trabajado codo con codo durante el transcurso de ese año.

Detalles insignificantes que para lo único que servían era para acrecentar el interés romántico que sentía por el detective.

- Sí, eres adulto pero no eres policía sino detective. - Corrigió al final el castaño. Elle le miró a los ojos con curiosidad, como si estuviera tratando de resolver algún tipo de puzzle - Y no, no sé por qué ha pasado esto.

48 horas - LawlightWhere stories live. Discover now