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Light notó que había algo de corriente ahí. Desvío su mirada al pequeño bebé que seguía llorando en sus brazos, debía tener frío. Sin pensarlo demasiado se quitó su camiseta de pijama y con ella envolvió al pequeño y lo apegó a su pecho, con la esperanza de que el latido de su corazón lo calmara. No funcionó. El pequeño Ryuzaki seguía llorando y Light no sabía que hacer.

¿Qué querían los bebés?

Leche del pecho de su madre - Se contestó mentalmente.

Notó como la pequeña boca del niño buscaba algún lugar del que morder de su pecho, así que lo apartó instintivamente.

Él no podía dar leche, aunque el bebé no parecía entenderlo. El pequeño Ryuzaki comenzó a llorar más fuerte, para faena de Light, a quien le empezó a doler la cabeza.

Tal vez si le dejaba chupar un poco se callaría.

Me voy a arrepentir de esto.

Light acercó al bebé a su pecho desnudo de nuevo y cerró los ojos cansado. Tal vez podría descansar un rato ahí mientras el bebé se relajaba.

- ¡Ah! - Se quejó, al sentir como le mordían fuertemente uno de sus pezones. Definitivamente no había sido buena idea. Light se levantó rápidamente al sentir que le mordían de nuevo.

Porque es Ryuzaki, que si no ya habría dejado al niño este en alguna cuna y me habría vuelto a la cama.

Light empezó a correr por el pasillo de camino al ascensor. Reprimió otro quejido, el niño estaba apretando en busca de leche. ¿En qué momento se le había ocurrido que eso era una buena idea?

Entró rápidamente y presionó el botón número diez, ahí estaba el comedor así que supuso que la cocina también. Miró al niño que estaba en su pecho, le habría resultado una imagen muy adorable si no fuera su pezón el que estaba siendo mordido. Y la verdad, le dolía a horrores. Menos mal que aún no tenía dientes.

Aspiró y expiró repetidas veces, tratando de tranquilizarse. Se observó en el espejo de nuevo. Cualquiera que le viera...

Sin poder aguantarlo más, Light apartó al bebé de él. No se sorprendio al ver que toda la zona que había sido mordida estaba roja. Al estar separados el pequeño pelinegro comenzó a llorar otra vez.

- Nene... Por favor, tranquilízate ¿sí? - Pidió Light cansado, acariciandole la mejilla al pequeño. Tenía la sensación de que esa noche no iba a dormir nada - Ahora mismo te traigo leche. Solo... Déjame buscarla. Podrás comer en unos instantes, Ryuzaki.

Evidentemente, el bebé no le entendió ninguna palabra. Y siguió dando guerra. Light salió del ascensor y cruzó el comedor en dirección a donde él pensaba que estaba la cocina.

Dejó al pequeño llorando en una silla, cubierto con su camiseta de pijama. Light buscó desesperado algo de leche en el frigorífico. Al fin encontró un tetrabrick de leche, y lo sacó del frigorífico con aire triunfante.

Se dirigió hacia el niño y entonces se dio cuenta de un detalle crucial: No tenía biberón. Light se dejó caer de rodillas al suelo con la mirada perdida.

Era tan tonto. Y estaba claro que no habría ningún biberón en el edificio.

Pero tenía que darle algo de comer, no podía matarlo de hambre. Fijó su mirada en el pequeño que lo observaba con ojos acuosos. Le sonrió, para ver si así le contagiaba la sonrisa.

El pequeño extendió una de sus manitas hacia el castaño, que se levantó rápidamente y fue a sujetarlo al ver que estaba en peligro de caerse en cualquier momento.

48 horas - LawlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora