𝖂𝖆𝖗 𝖔𝖋 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙𝖘 『II』☾⃟ N. Mikaelson [ᴇsᴘᴀɴ̃ᴏʟ ]

Forty Seven

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Wᴀʀ ᴏғ Hᴇᴀʀᴛs

[𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 Forty Seven - White Flag]

"the moment i surrender, bury
me in the ground, i'd die before
you see me take a bow"

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―¡Thea! ―Klaus protestó mientras la Lockwood lo apartaba de ella, alejándose furiosamente mientras Dahlia continuaba trabajando para conseguir el hechizo para vincularse a Klaus. ―Thea no te atrevas a alejarte de mí, ―el original gruñó de forma preventiva causando que Thea se burlara cuando se giró para enfrentarlo. ―¿Perdón? Después de lo que has hecho tienes suerte de que todo lo que estoy haciendo es apartarme de ti, ―la morena se quejó, abrumada por la rabia y la ira mientras miraba a su alma gemela.

Klaus suspiró con frustración, mirándola fijamente mientras intentaba controlar su ira, ―Necesito que me escuches, ―dijo el original con fuerza, pero Thea no tenía nada de eso. ― ¿ Escucharte? ―la Lockwood repitió incrédula mientras lo miraba fijamente con incredulidad, ―¿ Acabas de maldecir a la gente que intentaba protegerme a mí y a nuestros hijos y te pones del lado de la perra psicótica que quiere quitárnoslos y quieres que te escuche? ―

El original apretó su mandíbula con ira y frustración, intentando tocarla pero Thea se estremeció, alejándose de él causando que la cara de Klaus se derrumbara. ―Ni siquiera te das cuenta de lo que has hecho, ¿verdad? No te íbamos a dejar, Nik. Nunca te dejaría y definitivamente nunca arrancaría a mis hijos de su padre. Intentaba protegerlos; esconderlos para que pudieras encontrar una forma de acabar con la vida de esa perra malvada y poner fin a esta locura, ―continuó Thea mientras que las lágrimas de ira caían de su cara y Klaus se quedaba quieto frente a ella.

―En vez de eso decides maldecir a los que han arriesgado sus vidas para proteger a nuestros hijos como si fueran el enemigo, mientras que tú te acercas a tu tía psicótica como si fueran una familia feliz y disfuncional, ―dijo la Lockwood, mirando de su prometido a Dahlia, que se alejó de ellos con disgusto y decepción. Klaus sacudió la cabeza, apretando la mandíbula mientras caminaba hacia ella, agarrando los lados de su cara en sus manos.

―No estoy de su lado, Thea, ―gruñó Klaus, con su tono bajo para asegurarse de que Dahlia no pudiera escuchar lo que decía, ―Necesitaba que confiara en mí; necesitaba que pensara que estaba de su lado para que pudiéramos derribarla. Esta era la única manera, ―reveló el híbrido, mirando profundamente a los ojos de Thea sus ojos y su tono no contenían nada más que sinceridad. Thea cerró los ojos, las lágrimas cayendo libremente por sus mejillas mientras se sacudía del control de Klaus.

La Lockwood se dio cuenta de que en la retorcida percepción de Klaus, creía que todo el lío que había causado era por el bien de la protección de sus hijos. Pero temía que el dolor que había causado era demasiado grande para simplemente esconderlo bajo la alfombra como un daño colateral. Había maldecido a la manada por ira y venganza; quería herir a Thea por tratar de huir con sus hijos. Maldecir a la manada no tenía nada que ver con Dahlia de su lado, era el resultado de sus miedos e inseguridad que la bruja había manipulado y controlado.