Cap.3: La familia Uchiha

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PD: Esta vez no deje las notas originales, porque se me perdieron :P


Cap.3: La familia Uchiha

Después de ver cómo el chico, agotado se desmayaba, lo tomo con delicadeza si de un cristal se tratara y cubrió con una de las mantas que le entrego uno de sus hombres.

—Mi señor, quien es ese chico? — Pregunto un guardia, acercándose con unas cuantas cosas para formar un pequeño campamento frente al castillo de los Haruno.

—Lo encontré en uno de los calabozos del castillo—Dijo mientras unos guardias le abrían su tienda para entrar con el chico— Encadenado, y con un detestable guardia como su vigilante—Comento mientras acostaba al rubio y recibía las cosas que le habían traído para tapar al chico.

—Comprendo mi señor— Dijo el guardia haciendo una leve reverencia para retirarse.

—Espera—dijo Sasuke — Está Kabuto aquí ¿verdad? Dile que venga de inmediato.

—Si señor — Dijo saliendo con rapidez de la tienda, para ir en busca del susodicho.

Miro por unos segundos al chico y prosiguió a sacarse la vaina, ya que su espada se había partido por la mitad. Aún no entendía el porqué de un chico como él estaba en tales condiciones.

— ¿Por qué estabas en un calabozo? — Susurro para sí mismo acercándose a Naruto para tocar una de sus orejas— ¿Qué eres en realidad? — Se alejo del chico al ver cómo Kabuto entraba a la habitación y quedaba sorprendido.

— Que necesitas sas...uke— Se quedo sin palabras al ver al chico que tenían dentro de la tienda de campaña, luego miro al azabache que se sacudió de hombros — ¿Quién es este chico? —Pregunto apuntando al rubio que descansaba sobre una de las camas improvisadas.

—Quiero que lo revises—Dijo ignorando la pregunta del peli plateado— Esta mal herido, si lo llevo al castillo así, no aguantara el viaje y morirá—Aclaro colocándose una nueva capa, ya que la suya la tenía el rubio.

Kabuto asintió sin decir nada y comenzó a examinar al rubio bajo la atenta mirada del Uchiha. Pasado unos cuarenta y cinco minutos, seco el sudor de su frente con una toalla y tiro las vendas a un balde, que contenía otras con manchas de sangre.

—Es algo provisorio, aguantara el viaje hasta el castillo, pero este chico no está bien—Dijo mirando al azabache, a la vez que pasaba su mano derecha por su cara y terminaba posándola en su cintura.

El viaje fue calmado para el mal herido rubio y el azabache que no quitaba la mirada del chico con rasgos felinos, analizándolo, queriendo tocar aquellas orejas y colas peludas, pero se reusaba mentalmente, tenía que guardar la compostura y no sucumbir a sus deseos.

Un suspiro de alivio salió de sus labios al ver como el carruaje se detenía en frente de las enormes puertas del castillo, tomo con delicadeza al chico y con Kabuto a su espalda lo llevo a la enfermería.
Dejaría al chico en manos de Kabuto para que atendiera sus heridas y lo dejara descansar, el por su parte iría a informar al rey sobre la victoria tras la invasión al reino de la hoja y se daría su merecida ducha.

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Esa mañana era especial, el sol estaba en todo su esplendor despertando a todo ser que se negaba abrir sus ojos para tener un día productivo. Los rayos del mismo entraron a una habitación por medio de la apertura que dejaban las largas y delgadas cortinas, molestando el rosto de un hermoso chico de cabellos dorados que descansaba plácidamente sobre una cama bien acolchada. Por culpa de los molestos rayos solares, aquel muchacho abrió lentamente sus ojos azules, enfocando su vista en el techo blanco nevado que poseía aquella habitación.

Mi KitzuneTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon