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Jaskier sonrió cuando vio que sus raíces seguían atrapando a los cazadores bajo tierra, y les sacó la lengua a las cabezas asomadas que lo miraban con enojo. Nunca había hecho crecer tantas raíces a la vez, y que éstas hayan mantenido su forma incluso mientras estaba inconsciente le hizo considerar practicar más su magia, sobre todo ahora que formaría parte de una manada.

Se giró para mirar a los brujos, quienes estaban ordenando el desastre que había quedado de su campamento para partir lo antes posible. Él se había sentado para terminar de acicalar sus alas, y aunque aún estaba emocionado, el nerviosismo estaba comenzando a aumentar cada vez más.

Después de seguirlo durante tanto tiempo, era muy probable que ahora quisieran rellenar sus pociones, conseguir algunos contratos y, en resumen, reabastecer sus cosas, y así de pronto había llegado el primer problema; entrar a un pueblo.

—Ustedes adelántense, tengo que hablar algunas cosas con nuestro nuevo compañero —dijo Vesemir, y Jaskier despabiló en un instante, irguiéndose sorprendido. Los tres brujos asintieron y montaron en sus caballos para irse, y él se puso de pie nervioso por lo que el líder tuviera que decir.

—Uh, ¿ocurre algo? —preguntó con incomodidad, todavía arreglando sus plumas aunque ya estuvieran más que listas.

Sonriendo, Vesemir negó con la cabeza, y eso lo calmó un poco.

—Siéntate, chico —le indicó haciéndolo primero—. Sólo quiero asegurarme de que no tengas dudas, que no haya algo que te incomode o...

—Oliste mi miedo —murmuró avergonzado, desviando la mirada con una mueca. Vesemir rió suavemente, y sintió una mano sobre su hombro.

—Créeme, nosotros también lo tenemos, ¿por qué crees que Geralt se negaba a aceptarte? —preguntó sonriendo, y Jaskier lo miró sorprendido.

—¿De qué tendría miedo él?

—Bueno, es mejor que tú lo averigües —se encogió de hombros, y Jaskier asintió pues entendía que respetara la privacidad del otro brujo—. La cosa es ésta, muchacho. Necesitábamos un omega para equilibrar el exceso de feromonas, estoy seguro de que notaste cuántos problemas nos trajeron durante estas semanas —comenzó, y Jaskier asintió lentamente—, pero eso no quiere decir que te dejaremos todo el peso. Todos aquí somos adultos y tú tienes tanto derecho a sentir emociones negativas como nosotros, así que no te obligues a estar tranquilo, ¿de acuerdo? Porque no es eso lo que espero de ti, sino que tengas la suficiente madurez para hacer de intermediario entre nosotros.

Jaskier frunció el ceño, analizando sus palabras. Tal vez el brujo había pensado que eso era lo que le estaba preocupando, pero aunque sus conclusiones fueran erróneas, reconoció que esa información le sería totalmente útil después. Él se conocía a sí mismo, su carácter era difícil, y se habría sentido realmente incómodo si algo le molestara pero tuviera que disimularlo para no afectar a los alfas.

Sin embargo, aunque eso lo calmaba un poco no era lo que le preocupaba ahora.

Miró al mayor, abriendo la boca para hablar pero dudando de hacerlo. Vesemir se veía amable, durante las tres semanas que los observó el brujo siempre le pareció un líder tranquilo, y ahora que lo veía de cerca sólo le generaba más confianza, así que sintió el impulso de decirle el problema que tenía con entrar al pueblo, que nunca antes lo había hecho y que no sabía cómo afrontarlo, pero ninguna palabra salió de su boca.

The Bird and the Wolves | GeraskierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora