Ten cuidado con lo que deseas

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Aquella mañana Ginny se tomó unos segundos en la cama para agradecer al universo poder salir a entrenar, tanto tiempo encerrada en una celda pasaba factura y a ella, que había hecho deporte desde niña, le sentaba fatal la inactividad.

Se metió en el vestidor y descubrió un montón de ropa deportiva de primera calidad que el día anterior se le había pasado. Ahogó una exclamación de felicidad y no pudo evitar ponerse a dar saltitos al ver muchas camisetas de distintos equipos de quidditch de todo el mundo. Originales, por supuesto.

"¿Quién habrá comprado todo esto? ¿acaso Daphne fue tienda por tienda eligiendo mi vestimenta?¿voy a tener que pagar por todo esto cuando juegue en las Arpías? pero ¿cómo sabe tanto de mis gustos?" le daba muchas vueltas a eso ya que en Hogwarts apenas si sabían quién era la otra. Se encogió de hombros, eventualmente lo descubriría. Decidió agarrar lo necesario para vestirse y bajó trotando las escaleras.

—Buenos días Señorita Ginny.

—¡Por Morgana, Saberia! Qué susto me diste —se llevó la mano al pecho para calmar su corazón sobresaltado. La elfina sonreía simpática.

—No era mi intención asustarla Señorita. ¿Desea desayunar? ¿Va a tomar el desayuno con la Ama Greengrass?

—Oh, ¿ella ya se despertó?

—Por supuesto que sí, Señorita Weasley —vio salir a la aludida de su estudio, vestida con una falda tubo que marcaba sus curvas y una camisa blanca que parecía extremadamente suave. Por encima una capa de la mejor calidad.

"¿Cómo es que puede verse tan elegante siempre?". Se recordó cerrar la boca y hablar antes de que se diera cuenta del repaso que le estaba pegando. ¡Pero qué ojos más azules tenía Daphne! Combinaban a la perfección con todo su vestuario en tonos fríos. "Como su alma" pensó divertida.

—Eh hhola —salió torpemente hablando—, buen día, me estaba yendo a entrenar, para que veas Ama Greengrass —levantó una ceja en tono burlón ante la sonrisa de la mayor.

—Mm no imaginaba que ibas a admitir mi jerarquía en este vínculo tan rápido, ¡qué placer empezar la mañana así!

—¡Oye! Estaba bromeando. Que no se te suba a la cabeza, rubia. A mi nadie me domina.

—Ya veremos, ya veremos —continuó la broma— me alegra que cumplas tu palabra y te hayas levantado a entrenar, empezamos con buen pie este negocio. Mantenlo así, Weasley. Me voy al trabajo, quizás otro día me sume a tu entrenamiento —le guiñó un ojo y vio como Ginny le hacía una reverencia. Su risa fue lo último que se escuchó en la casa antes de desaparecer por la red flu.

Ginny corrió y corrió por más de una hora y aún así no pudo encontrar otra casa u otra persona cerca. Ni lejos. Ni en ninguna dirección.

Después de entrenar desayunó en la terraza, esta vez leyendo el diario deportivo que supuso le había dejado Daphne.

Leer no era una de sus actividades favoritas pero creía entender la línea de pensamientos de la soy-todo-negocios-y-estrategia-Daphne: si quería entrar en la esfera del deporte, debía estar al tanto de lo que pasaba en la actualidad.

Y fue útil, aparentemente las Arpías no estaban teniendo una buena racha desde que su buscadora estrella quedó hospitalizada por una caída muy aparatosa. En el torneo anterior quedaron casi últimas en el ranking y se notaba a la dirigencia muy alterada, "estos están perdiendo plata a lo loco" pensó "por eso van a hacer pruebas, necesitan empezar a ganar partidos ya, lo extraño es cómo piensa Daphne meterme en una prueba si nadie me conoce de nada, seguro son súper exclusivos los pases", archivó esa duda en su mente, más tarde le preguntaría a su manager.

Bajo su protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora