Nuevas estrategias

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 —¿Qué carajo acaba de pasar? —Ginny bajó del escenario y se encontró con Daphne.

La bruja mayor tenía los labios entreabiertos y sus ojos desenfocados como si un dementor estuviera robándole el alma. Por un instante quiso reírse. No por aquella idea del dementor roba alma, lo gracioso era ver cómo Dafne se sentía en jaque en su trabajo. Creía saber lo que estaría pasando por su mente: ¿Cómo se le pasó esto a Ella? La estratega Greengrass, la bruja de los contactos, la que está siempre tres jugadas adelante. ¿Cómo-pudieron-engañarla?

—Nos la acaban de jugar, eso pasó. Usaron tu imagen para un plan mucho mayor que simple representación de gobierno.

—¿Qué significa todo esto para nosotras?

—No lo sé —su voz sonaba tan derrotada como lo demostraban sus hombros caídos—, pero ya lo vamos a averiguar. ¿Te vas a entrenar ahora? — acarició su mejilla.

—Sí, ya estoy llegando tarde. ¿Nos vemos en casa para merendar?

—Estoy tapada de trabajo pero voy a intentar liberarme pronto —acarició disimuladamente su mano y empezó a alejarse.

—¡Daf! —llamó Ginny, dando un paso grande para tomar su muñeca.

La rubia se giró con las cejas alzadas y gesto paciente. Se sorprendió al encontrarse un rostro preocupado en su peliroja.

—¿Estás bien? —le preguntó, moviendo el pulgar por su muñeca en una caricia.

—Un poco abrumada —admitió Daphne.

—Lo sé. Pero vamos a estar bien, te lo prometo.

Daphne por primera vez sintió que los roles se invertían. Descubió a una Ginny capaz de contenerla, de tomar la delantera y guiar el barco a través de la marea agitada. Quiso abrazarla, besarla y decirle lo mucho que la amaba. En cambio, se conformó con sonreirle de la forma más cálida que podía y apretar su mano.

—Gracias pequeña.

—¡Gracias a Newton! Me estaba volviendo loca ¿por qué llegaste tan tarde?

Las palabras chocaron a Ginny, frenada detrás de la puerta -ahora abierta- de su casa. Hermione del otro lado, afirmando con tanta fuerza la manija que si se desprendiera en cualquier instante, no se sorprendería para nada.

—¿Gracias a quién? —frunció el ceño, esquivó a su amiga y pasó. Dejó caer su pesado bolso tres pasos más allá— Qué rara sos a veces, Hermy.

—Newton, fue un físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés. Pero es mundialmente reconocido porque inventó la teoría de la gravedad. En fin, no es importante ahora. ¿Hermy? No me gusta ese diminutivo, honestamente, las "ye" al final de los apodos me pareció siempre una moda de completo mal gusto. Salvo en tu nombre, por supuesto.

Ginny la miraba confundida, se había perdido más o menos en la segunda oración -¿quién era Newton entonces?-. Se acercó a Hermione, apoyó sus manos en sus brazos y la miró a los ojos tratando de transmitirle calma.

—Hermione, céntrate. Ya te enteraste ¿verdad?

—Es una locura —susurró—. Todos los periódicos cambiaron su nota de tapa al menos diez veces. ¡Cada cinco minutos! No terminaba de leer una noticia que la estaban cambiando. ¡Nunca en mi vida vi algo así! Ni siquiera cuando perdimos la guerra, aunque en ese momento no tuve acceso a ningún periodico —reflexionó en voz alta.

—Hermione, vuelve —chasqueó sus dedos frente a sus ojos—. ¿Tomamos un té y lo discutimos? Estoy muerta de hambre.

La morena sonrió, negando con su cabeza. Tomó de la mano a la pelirroja y la guió hacia el sillón, frente a la estufa prendida.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2022 ⏰

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