03.✧ The marvelous Hunters

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CAPÍTULO TRES: The marvelous Hunters

* ✧CAPÍTULO TRES: The marvelous Hunters

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Alba

—Y el segundo día, Dios creó a los Cazadores —Meyer alzó la voz y juntó sus manos en una palmada que resonó por toda la habitación—. Bueno, si investigamos bien, tal vez encontremos algo en los archivos de Richter, así que ¡a trabajar!

Caminamos hacia la mesa que se extendía a lo largo del lugar, llena de archivos y tazas de café a medio terminar. Todos hablaban —o más bien, discutían—, porque no estaban de acuerdo en que Jonah fuera parte del equipo.

—No sabía que éramos un jardín de niños —refutó Joe, intentando alcanzar a Meyer.

—Próximamente cuidaremos un bebé —canturreó Lonny Flash—. ¿No te lo dijeron? Sólo espero que no sea de Alba. 

Me lazó una mirada divertida y cubrí mi sonrisa con el hombro.

—Escuche jefe, no voy a arriesgarme porque usted tiene debilidad por el nieto de Ruth —Roxy lucía molesta. Yo sabía lo mucho que le molestaba trabajar horas extra, y vigilar a Jonah en la juguetería y quitarle las llaves a Richter, no eran parte de sus obligaciones—. No me paga lo suficiente para esto.

—Eres la única a la que le paga, querida —intervino Harriet. Llevaba la cofia perfectamente planchada y su rosario colgado al pecho palpitaba conforme hablaba.

—Meyer. Ruthie, que en paz descanse, quería mantenerlo alejado de esto —Mindy estaba impaciente y ansiosa—. No quería involucrar al chico en esto.

Murray la respaldó.

Jonah se unió a nosotros en medio de la discusión, en la que el líder de los cazadores hacía oídos sordos a todos los reclamos y acomodaba los papeles en montones con toda la traqnuilidad del mundo. Al pobre chico se le notaba a leguas lo incómodo que estaba.

Dejé salir una exhalación con frustración.
—¡Escuchen! Jonah estaba destinado a estar aquí, ¿de acuerdo? Él encontró a Richter sin nuestra ayuda —los confronté.

Guardaron silencio, mirándome asombrados. Yo no solía contradecir a nadie muy seguido, ni tampoco hablar mucho.

—Estuvimos cuidándole la espalda como malditas niñeras —me respondió Roxy.

Las voces de todos volvieron a unirse en una acalorada discusión en la que a duras penas se entendían las cosas que decían.

Busqué a Jonah entre el tumulto, encontrándolo interesado ahora en una hoja de papel en la mesa. La recogió y tomó una pluma; le miré estudiar el papel con rapidez, sus ojos iban de aquí a allá en cuestión de segundos y su mano se movía con una velocidad impresionante haciendo garabatos.
—¿Quién es Karl Holdstedder?

𝙃𝙐𝙉𝙏𝙀𝘿 | Jonah Heidelbaum Where stories live. Discover now